23.

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Subo la falda de cuero por mis piernas y cierro la cremallera del costado, metiendo la camisa vaquera por dentro. Me coloco las botas de tacón negras y me pongo colonia. Miro en el espejo mi cabello alisado y el maquillaje, todo perfecto.

Me cojo del lavamanos cuando me acuerdo de mis manos acariciando los labios de Carlos con una toallita. Sacudo la cabeza y salgo de casa.

Me subo en el coche y saco un cigarro. Me dirijo a la casa de Ali, en el barrio de de Valterra. Nando y ella me están esperando delante de la casa cuando llego y suben rápidamente a mi coche.

—¡Noche de fiesta, por fin! —exclama Nando y me planta un beso en la boca.

—¡Sí! —grita Ali y me da un abrazo desde el asiento de atrás.

—No vale emborracharse mucho —advierto arrancando el coche y ellos hacen unas muecas.

—¿Por qué?

—Porque no.

—Ina —exclaman y yo sonrío.

—Vale, vale, se los permito.

—¡Yuju! —gritan y pongo la música a tope.

Martin Garrix y su Animals me vuelven loca. Y a Nando y Ali también, porque no paran de bailar en el transcurso de la canción.

Llegamos al Tángara, la única discoteca decente en Lanzarote. Entramos bailando con la bachata que se escucha desde fuera y Nando me coge de la cintura.

Vamos a la barra y allí nos sentamos en los taburetes. Pedimos tres chupitos de tequila y nos traen los vasos, el limón y la sal. Nando mantiene una mano en mi muslo descubierto y me echa miraditas seductoras.

Nos vamos a bailar después de tomarnos un cubata y empezamos a movernos al ritmo de All about that bass de Meghan Trainor. Ali y yo bailamos juntas, mientras Nando se mantiene alejado moviéndose solo.

Dos chicos se nos acercan. Uno moreno y otro rubio.

—Hola, chicas —susurran a nuestro lado.

Le echo una mirada repasadora al moreno. Mmm, está potente.

—Hola, chicos. —Saludo y me acerco con Ali a ellos.

—¿Están solas?

—Sí —responde Ali y mira de arriba a abajo al rubio sin ninguna vergüenza.

—¿Y él? —pregunta el rubio y señala a Nando, que camina hacia nosotros.

—Es gay —contesta Ali y se muerde seductoramente el labio inferior.

—Oh, así que están solas. —Celebra el moreno y me rodea, yo dejo que me observe.

—Sí —contesto y me echo el pelo hacia atrás.

El moreno coge mi mano y me da un beso en el dorso, lentamente.

—¿Bailas? —pregunta y yo voy a responder sí cuando Nando llega y me aparta de él.

—No te acerques a ella —advierte y lo mismo hace con Ali.

—¿Quién eres tú para decirnos lo que hacer? —pregunta el rubio y se acerca peligrosamente a Nando.

Yo me pongo en medio de ellos y empujo a Nando para que se aleje. Llamo a Ali y salimos de la discoteca.

—¿Pero estás mal de la cabeza o qué? ¡Tú eres tonto! —exclamo caminando al coche con los brazos cruzados y Ali se pone delante de mí y me detiene.

—Tranquilízate, Ina, no te voy a dejar conducir así.

—¡Nando ha arruinado esta noche! —grito y ella mira a Nando.

Tengo sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora