35.
Odio a los médicos. Los odio: odio sus batas blancas, odio sus sonrisas tranquilizadoras, odio su tranquilidad fingida.
(23 años)
—Recuéstese en la camilla, por favor, y levántese la camiseta hasta el final de los pechos y bájese el pantalón hasta la pelvis.
Lo obedezco temblando de arriba a abajo.
"No me puede estar pasando esto a mí, no ahora". Respiro hondo y pongo las manos a mis costados cuando hago lo que el médico me ha pedido.
—¿Ha estado operada del abdomen alguna vez?—Nunca.—respondo con voz temblorosa.
—¿Le han hecho alguna ecografía en algún momento? —pregunta con una sonrisa fingida.
—No.
—Bien, vamos allá. El líquido está frío, así que no se asuste. —Asiento y aprieto las manos contra la camilla.
Evito estremecerme cuando el doctor echa el líquido pastoso y helado encima de mi vientre. Clavo mi mirada en su rostro pétreo cuando pone el mando sobre él.
—¿Qué ve? —pregunto nerviosa.
—Está usted embarazada, ¿ve ese círculo negro en medio de la pantalla? —Miro la pantalla que él me señala y pierdo el aliento.
Mi bebé.
El bebé de Carlos.
Las lágrimas salen silenciosamente y me tapo la boca con la mano.
—No puede ser.
El médico me observa atentamente durante un par de segundos y asiente.
—Está de seis semanas, más o menos —indica el doctor y aparta el aparato de mi estómago—. ¿No se lo esperaba?
"¡Claro que no!".
—No, no me lo esperaba para nada, pero es un error mío, dejé de tomar las pastillas y me quedé embarazada.
—¿Su novio no lo sabe?
—No, ni quiero que lo sepa —respondo rápidamente.
—Señorita, al final se va a notar la barriga, debería decidir si se quiere quedar con él o no —susurra con voz tranquilizadora y me extiende una toalla.
Carlos me va a dejar, me va a tomar por irresponsable, porque me olvidé de tomar las pastillas por los exámenes finales. Se va a apartar de mi lado y me quedaré sola con el bebé.
Acabo de perder a mi madre, no puedo perder a Carlos.
—¿Con quién tengo que hablar para...para...? —pregunto en voz baja y el médico asiente, comprendiendo.
—Hasta yo mismo puedo, se decide el día que usted quiera, antes de que llegue a las doce semanas y se puede someter a la intervención.Me aparto las lágrimas y me bajo la camisa.
—Lo antes posible.
El médico y yo decidimos el día, el día que perderé a mi hijo, al ser que Carlos y yo hemos concebido. Cuando me monto en el coche, me derrumbo contra el volante y abrazo mi vientre.
"Lo siento, pequeño, ojalá fuera otro momento, ojalá no tuviera que perderte para no perder a tu padre. Te quiero con toda mi alma desde el momento que te vi en esa pantalla. Te quiero, aunque te saquen de dentro de mí".
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Tengo sueño
RomanceIrina López tiene una extraña relacion con su mejor amigo. ¿Amigos o algo más? Ellos tienen una frase especial para poder verse de la forma que les apetece: sin ropa de por medio. Pero ¿qué pasará cuando ella se vaya a Nueva York durante un año? ¿Se...