45.

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Jueves.

Le pego un coscorrón a Quique y él se queja.

—Idiota.

—¡¿Por qué me pegas?! —exclama frotándose la nuca y yo me río.

—¿Cómo puedes decir que Robert Pattinson es feo?

—Es como decir que Angelina Jolie es horrible —dice Ari y yo me río.

—Angelina Jolie está buena —susurra Mario, me giro a la izquierda y le doy un coscorrón. Él gime y me mira.

—¿Qué decías sobre Angelina Jolie? —pregunto y él sonríe como si fuera un niño bueno.

—Que es buena actriz.

—Ah, pensé que había escuchado otra cosa —murmuro con una sonrisa divertida y entrelazo nuestros dedos.

—¡Pero que no es feo! —exclama Ali a Nando y yo me río.

—Es que las tías son más predecibles con lo de los actores guapos —expresa mi amigo sacudiendo la cabeza y pongo los ojos en blanco.

—Y los hombres no —digo con retintín y los tres me miran.

—A ver, listilla, dime qué actriz nos gusta a los hombres —me reta mi hermano y miro a Ari y Ali, formándose una sonrisa en mi rostro.

—Kelly Brook —decimos al unísono y los chicos se callan.

—Voy por otra copa —dice Quique en voz baja y las chicas nos reímos. Chocamos los cinco, sumamente satisfechas.

—¿Cómo lo supieron? —pregunta Mario y me encojo de hombros.

—Siempre es ella —contesta Ali y sonríe a Nando—. Dime cómo es que te conozco tanto.

—Sabes que lo nuestro no fue coincidencia —susurra él acercándose a su rostro y desvío la mirada, porque es algo demasiado privado.

Mi mirada se cruza con la de Mario y me sonríe, sus ojos verdes iluminados, llenos de amor. Mi corazón se acelera y le devuelvo la sonrisa. Apoyo mi cabeza en su hombro y miro hacia la puerta.

No va a entrar. No es viernes, ni es de noche. Pero alguien entra, aunque no es Carlos.

Es mi padre, sonriente y de la mano de alguien. Espera, ¿qué? La conozco. Me llevo una mano al corazón cuando reconozco a la mujer que coge la mano de mi padre.

—Cariño, la mano —exclama Mario cuando aprieto demasiado fuerte sus dedos.

—Mira —susurra Nando dándole un codazo a Ali.

Mi amiga suelta un gritillo y se tapa la boca con una mano.

—Es tu padre, ¿no? —pregunta Mario y yo asiento, con los ojos como platos.

Por eso me dijo aquello mamá. Ahora lo entiendo todo. Suelto la mano de mi novio y me levanto de la silla con los pies en el culo.

Llego donde está mi padre con Ana y los abrazo a los dos, emocionadísima.

—¿Cuándo?, ¿cuándo?, ¿cuándo? —pregunto separándome de ellos, los dos rojos como tomates.

—Hace poco... —contesta papá y suelto un gritillo. Ana acaricia mi brazo de arriba abajo y me mira con cariño.

—Cielo, queríamos hablar contigo y con tu hermano —dice y pongo los pies en el suelo.

—Oh, sí, Quique está...Mmm...Creo que está en la barra —susurro señalando con el pulgar hacia atrás—. Pero vengan a la mesa. Ali, Nando, Ari y Mario están expectantes por toda esta sorpresa.

Tengo sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora