Martes.
Mario va a ser detective, guau. Cuando me llamó ayer por la noche su voz era emocionada y parecía que no se lo creía. Su capitán tiene mucha confianza en él, le dijo que no habría otro mejor. Me dijo que su padre no se lo creería.
—Voy a ser detective y eres mi novia, ¿podría ser más afortunado? —Me sentí genial cuando pronunció esas palabras y no me pude dormir hasta las tres de la mañana por la emoción.
No puedo creerme aún que sea tan suertuda. Mario ha decidido ser mi novio. Uf.
Pero no es solo por eso, es por el hecho de esta nueva experiencia: ser novia de alguien. Mi vida y mi tiempo han sido Carlos y solo Carlos. Ahora eso no era así, tenía a Mario, una persona totalmente diferente a Carlos. Diferentes manías, gustos, rutinas, personalidad.
Y no puedo dejar de estar contenta por el reto que eso supone. Conocerlo poco a poco, saber qué le gusta, qué odia (además de a Carlos), qué le asusta y a lo que se enfrentaría. También está el tema del sexo. Su forma de hacerlo, de complacer a una mujer, a mí en este casoi. Si es o no bueno en la cama, aunque estoy segura de que me sorprenderá.
Y después también están las actividades de pareja. Salir al cine, abrazarse en el sofá, besos en la frente, juegos, bromas privadas y romanticismo. Abrir mi corazón a una persona nueva y escuchar al suyo.
...
Jueves.
Me pongo los pantalones de cintura alta de color blanco, la camisa de manga corta de color rosa y los tacones blancos. Me estoy bebiendo el café cuando el timbre suena y abro la puerta.
Un oso gigante de peluche me saluda y veo unas piernas humanas detrás de él.
—¿Hola? —pregunto, mirando por la derecha. Un chico joven con una gorra que lleva impreso el logotipo de una mensajería en ella hace un ruidito y ojea un papel por encima del hombro del oso.
—Hola, ¿señorita Irina López?
—Soy yo.
—Qué alegría. —Suelta el peluche en el suelo y me extiende un portapapeles—. Firme aquí por favor.
Señala la parte final del papel y firmo rápidamente. Se va después de darme un sobre rojo y meto el peluche en casa. Muerdo mi labio inferior y me dispongo a abrir el sobre.
¿Será de Mario?¿Se habrá enterado?
Pero no, el interior del sobre me hace estremecer:
Feliz cumpleaños. C.
Carlos. Tiene que ser él, estoy completamente segura. Meto el papel con fuerza en el sobre y cojo el bolso, furiosa.
Estoy cabreada, muy, pero que muy cabreada. Joder, es mi cumpleaños, ¿por qué me tiene que fastidiar este día?
Salgo de casa con el oso a cuestas. Maldito, mira que pesas. Lo meto en el maletero de mi coche y cierro con fuerza la puerta cuando me monto detrás del volante.
"Se va a enterar este, es que lo voy a coger y le voy a decir varias cositas bien dichas en toda su preciosa cara", pienso enfadada en todo el trayecto de mi casa hasta la empresa. Cuando llego con el oso y paso por delante de Ana, esta sale de detrás de su escritorio y me sigue.
—Ina, ¿qué es eso?
—Un regalo no deseado —contesto y pulso el botón del ascensor.
—Es de Carlos ¿no? —pregunta y suspiro, cerrando unos segundos los ojos.

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Tengo sueño
RomanceIrina López tiene una extraña relacion con su mejor amigo. ¿Amigos o algo más? Ellos tienen una frase especial para poder verse de la forma que les apetece: sin ropa de por medio. Pero ¿qué pasará cuando ella se vaya a Nueva York durante un año? ¿Se...