XVI

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Can

Recién salido de la ducha me dispongo a ir a la agencia cuando el insistente timbre del teléfono me distrae de los oscuros pensamientos que, desde hace días, son mis únicos compañeros de vida. ¿Layla?
Mi corazón deja de latir por un momento, ¿por qué me llamaría tan temprano en la mañana? Algo debe haberle pasado a Sanem.
- ¿Layla? -
- Can, perdona que te moleste sólo quería saber si has oído o visto a Sanem-
Sacudo la cabeza como si ella pudiera verme mientras mi cerebro ya está procesando mil conjeturas sobre por qué Layla buscaría a Sanem en mí.
- No Layla, ¿por qué me haces esa pregunta? ¿Dónde está Sanem? ¿Por qué no sabes dónde está? -
- No importa, gracias de todos modos Can -
- No te atrevas a colgar, me has llamado y ahora estoy muy preocupado, dime qué pasa.
- Pues bien, esta mañana nos hemos levantado y no la hemos visto bajar a desayunar, he ido a llamarla y me he encontrado su habitación vacía y una nota en su almohada diciéndonos que estuviéramos tranquilos por ella pero que necesita irse un tiempo...
Me siento en la cama sin darme cuenta, mis piernas han cedido, no puedo creer lo que está pasando. ¿Qué quieres decir con que se ha ido? ¿Dónde? Layla me saluda apresuradamente y como primera cosa intento marcar el número de teléfono de Sanem, una voz metálica me informa de que el usuario no está localizable en este momento.
No, no, no puede hacerme esto, no puede desaparecer en el aire así. Sakin ol, cálmate Can, piensa quién pudo haber dicho a dónde fue? ¿Tal vez Ayhan? Puede que sea la única que sepa dónde ha ido Sanem, por desgracia no tengo su número y, tal y como están las cosas, no creo que Layla me dé ninguna información aunque se entere.
Termino de arreglarme a toda prisa y, presa de una creciente agitación, me apresuro a ir a la agencia para preguntar a Cey Cey, Deren y Guliz si saben algo, si Sanem les ha mencionado su intención de marcharse, de ir a algún sitio en concreto. Nada, están sorprendidos por mis preguntas, no tenían ni idea de que quería irse. Vuelvo a intentar marcar su número al entrar en mi despacho, pero una vez más resulta imposible localizarlo.
Me siento en mi escritorio con la cabeza entre las manos, desesperado y ansioso ante la idea de no poder alcanzarla.
¿El hecho de entregarme el frasco de perfume fue su despedida? ¿Quería indicar que eso era todo lo que tendría de ella a partir de ese momento? Cómo podía culparla, por la forma en que había actuado realmente parecía que no quería nada más que eso de ella.
Emre entra en mi despacho y me pregunta preocupado - Can, ¿ha pasado algo? -
- Emre se ha ido, ha desaparecido, ni siquiera su hermana y sus padres tienen idea de dónde está, esta mañana Layla, desesperada, incluso me ha llamado esperando que tuviera noticias suyas de alguna manera. ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Cómo voy a encontrarla?
Se acerca y me pone la mano en el hombro - Vamos Can, no desesperes, debe haber una forma de encontrarla ¿no? Escucha, ten paciencia, pronto aparecerá con sus padres o su hermana y les dará alguna indicación... Te diré algo, investigaré con Layla, a ver si puedo sacarle algo más de información, tamam, ¿vale?
Asiento sin levantar la cabeza, tengo pocas esperanzas de que funcione, si no les dijo de entrada a dónde pensaba ir tampoco creo que piense decírselo después.
Piensa en Can, piensa en quién sabe.
Metin, tal vez tenía que hacer que Metin estuviera al tanto de sus movimientos ya que es él quien vela por sus intereses. Marcaré su número ahora mismo.
- Abi, hermano, ¿podemos vernos en una hora en el restaurante habitual del paseo marítimo? -
- Claro que sí, ¿pasó algo? ¿Te sientes extraño? -
- Hablaremos más tarde, Tamam, ¿de acuerdo? -
-Ok-
Apenas puedo hacer nada, con la mente revuelta y un peso en el corazón que me deja sin aliento. No puedo creer que se haya ido, incluso que haya dejado atrás a su familia. Sólo se me ocurre un pensamiento: ¿cuánto daño le he hecho para tomar una decisión tan drástica? ¿Cuánto está sufriendo por mi culpa?
Por fin llega la hora de comer y me reúno con Metin en el pequeño restaurante sin pretensiones al que vamos desde el instituto.
- Así que Can, ¿quieres decirme qué está pasando? Te ves terrible.
-Metin se fue, dejó una nota a sus padres diciendo que necesitaba alejarse pero no le dijo a nadie a dónde iba. ¿Sabes algo? ¿Te dio un número de contacto? -

- Sakin ol, cálmate Can, no sé nada y aunque lo supiera sabes que no podría compartir ninguna información contigo, como su abogado estoy obligado por el privilegio abogado-cliente. No esperaba que hiciera algo así, esto no hace más que confirmar mi impresión hombre, la has herido bastante, está dolida y enfadada y tú sabes mejor que yo que una mujer enfadada puede hacer cualquier cosa, esto es una prueba de ello. ¿Qué vas a hacer ahora? -

- No sé a quién preguntar, no tengo ni idea de cómo ir a buscarla -

- Escucha, trabajo para un muy buen investigador privado, si quieres te doy su contacto, creo que sabe muy bien por dónde empezar para encontrar a una persona que quiere hacerse ilocalizable. En mi opinión, cuanto antes empieces a buscar, mejor.

Una débil esperanza parece reavivarse ante sus palabras, acepto con entusiasmo y le llamo para fijar una cita en cuanto nos despedimos de Metin y salimos del restaurante. Nos reuniremos por la tarde, por suerte, tenemos que movernos lo antes posible, me dice, mientras el camino está todavía caliente.

No puedo volver a la agencia, no estoy en condiciones de trabajar ahora. Llego a "nuestras" rocas, las que han sido testigos de tantos momentos nuestros: noviazgos, amores, peleas, desencuentros y reconciliaciones.

Observo el movimiento de las olas durante horas, tan inquieto como mi mente agitada, pienso en ella.

Me gustaría tenerte aquí Sanem, sólo por unos momentos, para poder explicarte lo que pasó, los malentendidos que se crearon deliberadamente entre nosotros, decirte lo mucho que te quiero, lo mucho que lamento haber actuado sin pensar.

Me gustaría, me gustaría .... pero de momento parece que ese sueño está lejos de hacerse realidad, quién sabe dónde estás, quién sabe cómo estás, quién sabe cuántos kilómetros has puesto entre nosotros.

Una oportunidad para volver a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora