27. El diario de Alex Harper

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Cuando desperté de mi sueño reparador sintiéndome increíble y salí de la habitación de Zac para saludar a Laura, descubrí que todo parecía estar bien. Me senté en el sofá y ella me dijo que no debía preocuparme por cosas de la escuela... entonces Neil y Jason salieron de la cocina. Casi me da un infarto. ¿Qué hacía él ahí?

Jason se sentó a mi lado y por un momento me sentí menos incómodo por eso. Hasta que Laura le pidió ayuda para algo y ambos se fueron a su habitación.
Neil entonces se sentó en el otro sofá. No me miró y yo no lo observé porque todo era tan raro que hasta respirar parecía inapropiado. Así que me dediqué a quedarme ahí, existiendo.
Por suerte Zac le pidió ayuda a Neil sobre una tarea y ambos se fueron. Respiré profundamente.

Si Neil iba a estar ahí esa sería una tarde complicada.
Laura tenía que regresar a su casa y eso me puso un poco triste. Quería irme con ella. O desaparecer. Cualquier cosa parecía mejor que estar ahí. Lo bueno fue que Jason no se alejó de mí. En la cena se sentó a mi lado.

— ¿Te sientes bien?— me susurró porque notó que no había tocado mi comida.
— Sí, claro— dije.
— Zac y Will no van a creerte eso si no comes algo— dijo.
— Lo sé es sólo que...
— Te diré algo— agregó, me observó—. Todo estará bien. Pero de verdad.
— Sí, las medicinas me han ayudado mucho— dije.
— No hablaba de tu enfermedad— dijo.
— ¿Entonces?

Madie se puso a hablar sobre algo gracioso que le pasó con un paciente y le pusimos atención. Miré de reojo a Neil un par de veces. No se veía bien o feliz. Era mi culpa, lo sabía.
Le había jurado que todo saldría bien aunque no pudiéramos estar juntos... ¿Entonces porque tenía ganas de esconderme debajo de la mesa para no verlo?
Eso era muy raro. No planeaba verlo tan pronto. Imaginé que pasaría en varios días y creí que estaría bien para entonces... pero no, ahí estaba sintiendo que mi corazón se rompía un poco más cada minuto que pasaba.

Principalmente porque lo que me dijo Zac antes de quedarme dormido no dejaba de dar vueltas en mi cabeza.
Él tenía razón. Simplemente la tenía y yo... me arrepentía por haber terminado todo así de rápido. Por no haber pensado siquiera un poco en las posibilidades...

Después de la cena fui a la habitación de Zac. Ya ahí me sentí ligeramente mejor. Mal pero mejor. Will me dijo que mi aspecto cambió favorablemente y eso me daba las esperanzas de poder volver a mi casa al día siguiente aunque tanto él como Zac me recomendaron quedarme más tiempo para estar más seguros. No estaba en condiciones de desobedecerlos, ya les causaba problemas así que sólo quería evitar más. Entonces golpearon suavemente a la puerta. Dije que podían pasar. Era Neil. Sentí que mi corazón se aceleró de repente. Lo miré sorprendido.

— Hola— dijo mientras entraba, se veía muy agobiado—, yo sólo quería ver si estabas bien.

Parecía incómodo. Yo también lo estaba.

— Sé que pude preguntarte cuando estábamos en el sofá pero...— agregó él, seguía junto a la puerta como si no quisiera acercarse a mí—... no sabía si tú querías que te lo preguntara... es más, no sabía si querías que te hablara siquiera y por eso...
— Estoy bien— lo interrumpí.
— Ya veo— dijo sin muchas ganas.

Las cosas no podrían seguir así.

— ¿Zac te dijo por qué me enfermé?— pregunté con temor.
— Dijo algo sobre estar en el suelo.
— Ah, eso...
— ¿Qué hacías en el suelo?
— Intentaba pensar en cosas. Es bastante terapéutico.
— ¿Y no podías ir a pensar en otro lugar más cómodo?
— Lo haré a partir de ahora— dije—. Para no enfermarme más seguido.
— Deberías.
— Sí, debo verme terrible— dije—. Zac me dijo que estaba muy pálido. Luego le dije que era porque me encontraba a punto de transformarme en fantasma y él no le vio la gracia a mi comentario.
— Estaba bastante preocupado por ti como para bromear. Aunque no debió angustiarse tanto, tú eres inmortal.
— Cierto— dije con una sonrisa—, lo de ser fantasma es imposible...

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora