181. El diario de Alex Harper (en una pelea)

42 8 24
                                    

Estaba en mis lecciones de ballet individuales interpretando una coreografía cuando mi profesora me detuvo. Creí que lo había hecho mal pero no, fue todo lo contrario. Salió perfecto, cosa que me sorprendía mucho.

— ¿De verdad?— dije escéptico.
— Has mejorado mucho— dijo—. Aún hay partes que pueden pulirse más como por ejemplo tu sonrisa. Tu ejecución era envidiable pero no parecías feliz.
— Estaba más concentrado en hacer mis pasos bien que en alguna otra cosa.
— ¿Hay algo que te preocupe? Sólo dime si lo hay o no. No tienes que contarme.
— Sí hay— dije—. Son muchas cosas realmente.
— ¿Y cuál de todas te causa más conflicto? Quizá podría escucharla, cosa que no significa que vaya a ayudarte.
— Besé a otra persona.

Me miró impactada.

— ¿Aún no te casas y ya le eres infiel a tu prometido? Espero que la otra persona valga la pena porque te recuerdo que te pusieron un hermoso diamante en el dedo y no es cualquier cosa.
— Jimi es una de las personas más hermosas que he conocido en la vida— dije.
— ¿Y cambiaste a tu novio rico por él?
— No lo cambié, Jimi me besó. Yo no le correspondí. No quería hacer eso, amo a mi prometido y si pudiera casarme ahora mismo con él, lo haría. Simplemente me quedé quieto. No lo rechacé porque me sentí mal por él así que no me moví. Pero eso es lo que me preocupa. Quedarme así me hace sentir como si también fuera mi culpa.
— ¿Y por qué no lo rechazaste?
— Jimi está pasando por un mal momento y no quería hacerlo sentir mal.
— ¿El momento es tan malo que lo justifica?
— Jimi acaba de salir del hospital, dejó su silla de ruedas hace poco, tiene el hombro dislocado, va a terapia porque sufre de estrés postraumático y también asiste a rehabilitación por drogadicción. Quiero que se recupere, es una buena persona y temí que pudiera hacerlo sentir mal al rechazarlo. Además él no me besó porque tiene sentimientos por mí, sabe de mi compromiso. Lo hizo porque está pasando de verdad por un mal momento. Se disculpó mucho después. De hecho fue él quién dejó de besarme al darse cuenta de lo que hacía.
— Pues dile eso a tu prometido. Ya te perdonó antes por golpear a su hijo, seguro sí te perdona esto.
— ¿Y creerá que no fue intencional? Es que... Jimi es mi ex novio.
— Admito que te ves bastante culpable pero si vas a casarte con él es porque confía en ti. Porque sabes que te creerá. Tú no le mentirías y él debe saberlo. De otra forma no querría casarse contigo.
— Sí, seguramente lo entenderá— dije—. Es Neil, además de ser un profesional de la salud mental es la persona más amable del planeta. Me estoy preocupando inútilmente.

Decidí que al día siguiente iría a la ciudad después de la escuela. Además de ver a Neil y a Jimi también quería visitar a Tom. Los preparativos de su boda estaban volviéndolo loco.
Fui a clases. La escuela era una pesadilla. Los rumores sobre Jimi andaban de boca en boca y ninguno era bonito. Imaginé que debía ser demasiado para una escuela tan chismosa que cinco de sus estudiantes hubieran desaparecido y que uno estuviera muerto. Para hacerlo peor, de algún modo sabían que Jimi no estaba perdido. Pero como no sabían por qué no regresaba a clases, habían todo tipo de rumores al respecto. Yo los evitaba así que no hablaba con nadie sobre él. Me dedicaba a estudiar. Lucille había dicho que mientras menos hablara de él todo estaría mejor pero a mí no me lo parecía. Habían demasiados rumores. Al final de la clase de química mientras iba del laboratorio a mi salón de clases, me encontré con Clyde.

— Hola— le dije.
— ¿Podemos hablar?— preguntó.

Accedí. Fuimos al jardín del gran árbol.

— ¿Cómo está todo?— le dije—, ¿Tu novio y tú están bien?
— Así es— dijo.
— ¿Cómo se llama? Se me olvidó su nombre.
— Percy — dijo.
— ¿No deberías estar con él ahora?
— Quería saber si James está bien.
— Ah, por los rumores— dije—. Son terribles, ¿No?
— A todos en esta escuela siempre les ha gustado inventar cosas sobre los demás— dijo.
— Es cierto. No veo la hora de poder graduarme. Quiero irme de aquí lo antes posible.
— Se supone que la escuela debería ser un lugar donde todos deberían sentirse seguros y cómodos— dijo.
— Pero no es así— dije con pesar—. Ojalá lo hubiera sido para James.
— ¿Qué pasó con él?
— Está bien— dije.
— ¿Y por qué no ha vuelto a la escuela?

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora