134. El diario de James (de viaje)

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— Hay que ponerle un nombre a nuestro equipo— dijo Bran después de un buen rato de viaje.
— O mejor podrías callarte— le dijo Boris.
— James, ¿Por qué tus equipos siempre incluyen a un pelirrojo malhumorado?— me dijo Bran.
— Porque los pelirrojos dominaremos al mundo un día— le dijo Boris.
— Entonces prefiero a Stefan— dijo Bran—. Él no me dice nada, sólo me mira como si quisiera matarme.
— Quizá un día lo haga— le dijo Boris.
— Por cierto, ¿Por qué él parece odiar a todo el mundo?— le dijo Bran.
— Por qué sí odia a todos— dijo Boris—. Excepto a él.

Me señaló. Yo estaba en el asiento delantero al lado de Gabe que conducía. Los demás estaban atrás.

— Pero probablemente porque quiere acostarse con él— agregó Boris.
— Eso no es cierto— dijo Bran—. Stefan no es así. Él es como un robot. No tiene sentimientos.
— Dije que quiere tener sexo— aclaró Boris—, no que quiere casarse con él.
— Pensé que con tu resaca no estabas de humor para nada— le dije a Boris.
— Ya se me pasó— dijo feliz.
— Entonces deberías comenzar a beber de nuevo— dije—. Te haría bien tener la boca ocupada.
— Le haría bien a él— dijo Boris y señaló a Bran.
— Yo soy adorable— dijo Bran—. A James le gusta hablar conmigo. Soy casi su mejor amigo.
— ¿Casi?— dijo Boris.
— Su mejor amigo debe ser ese chico de la escuela que se llama Alex— dijo Bran—. Lleva conociéndolo más tiempo que a mí.
— No, Alex es lo más lejano a un mejor amigo que tengo— dije—. Pero con él sí quiere acostarse Stefan.
— ¿Qué?— dijo Bran—, ¿A Stefan le gusta Alex?
— ¿Quién es Alex?— dijo Boris.
— ¿Stefan es gay?— dijo Mich.
— No necesitas ser gay para tener sexo con otro hombre— dijo Boris—. Insisto, van a tener sexo, no a casarse. No se necesitan sentimientos para eso.
— Cuando yo tengo sexo me gusta que al menos ella me agrade— dijo Bran—. No podría tener sexo así nada más.
— No pensé que fueras así de selecto— le dijo Mich.
— En todo caso el selecto es Stefan— dije—. Tiene un excelente gusto. Alex es una persona muy hermosa. Todo el mundo lo piensa.
— Eso es cierto— dijo Bran.
— ¿Entonces es de ese tipo de persona que todo el mundo se quiere comer?— dijo Boris—, ¿Igual que tú?

Me señaló.

— No todo el mundo quiere tener tener sexo conmigo— dije.

Todos comenzaron a reírse. Menos Gabe pero sí le hizo gracia ligeramente.

— ¡No es cierto!— dije molesto.
— Claro que sí— dijo Boris—. No sabía que eras tan ingenuo.
— Es que tu carita es muy linda— me dijo Bran—. Yo creo que es normal hasta cierto punto.
— Es bastante aterrador— dijo Gabe—. Por eso debería tener seguridad siempre.
— La tiene— dijo Bran—. Yo lo cuido. Aunque él puede cuidarse a sí mismo perfectamente. Ha practicado muy duro.
— ¿Qué tan duro?— dijo Mich.
— Estoy muy orgulloso de él— dijo Bran—. También le enseñé a disparar. Tiene potencial en eso.
— Parece difícil de creer— dijo Mich.
— ¿Quieres comprobarlo?— le dije.

Nos miramos fijamente.

— Sí quiero— dijo Mich muy serio.
— Bien— dije.

En ese momento sonó mi teléfono. Era Stefan. No contesté.

— Bran, tenías razón, Stefan sí es un robot— le dije—. Porque sabe que estoy en medio de algo estúpido. Ese tipo de poderes no los tienen los humanos normales.
— ¡Lo sabía, es un robot!— dijo Bran.
— Ya casi llegamos— dijo Gabe—. Ahí suelen reunirse los que trabajan para el jefe.

Una vez afuera del edificio, bajamos. Entramos. Según Gabe, debíamos ir al piso 10. Subimos al ascensor. Esperamos. Se detuvo, salimos y caminamos por un pasillo. Llegamos. Gabe golpeó a la puerta. Abrió un hombre. Nos dejó pasar. Ya adentro, habían muchos sujetos que nos miraban.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora