19. El diario de Alex Harper

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Ya en el auto junto al señor Benette, yo no sabía qué decir. Él parecía de verdad triste. Y yo lo estaba también así que todo se sentía muy tenso ahí.

— ¿Cómo está Jill?— dije.
— Bien. Los trámites para la adopción van de maravilla.
— Ella debe estar muy feliz. Me alegro por eso.
— Es una buena madre.
— Lo sé, Zac lo dice mucho— dije.
— Es que a comparación con lo mala madre que fue Katherine, cualquier otra persona se ve mejor.
— Sí, al parecer ella de verdad fue terrible. Pero no importa, Zac no es rencoroso. La perdonó cuando se acercó a él y ahora su relación es excelente. En realidad todo en la vida de Katherine parece estar saliendo bien. Al parecer lo suyo con el profesor Charles va en serio y juntos van a poner un pequeño negocio.
— ¿Qué negocio?
— Una cafetería. Zac dijo que trabajará ahí para ayudarla y porque ya no tiene trabajo.
— ¿Zac va a trabajar? Pensé que quería dedicarse a sus estudios.
— Es un genio, puede hacer amabas cosas sin problemas.
— Pues yo creo que debería concentrarse sólo en la universidad— dijo.
— ¿Cree que no puede hacer más cosas a la vez? Porque así se ha manejado desde hace bastante.
— Sí y por eso terminó en el hospital.
— Yo no creo que fuera por eso exclusivamente. Pienso que principalmente fue por estrés. No se ofenda pero usted contribuye bastante con el estrés de Zac.
— Pues él es una de las principales causas del mío.
— Sí, ser alcalde debe ser estresante. ¿Puedo preguntar cuál es su principal causa de estrés?

Me observó. Sólo tuve que verlo para saberlo.

— Mi hermano— dije.
— De verdad lo odio— dijo molesto.
— Si hablara con él cinco minutos descubriría que es torpe y quizá un poco tonto pero también muy amable.
— Me quitó a mi hijo. Dos veces.
— Y lo hará una tercera, cuarta o quinta vez. Probablemente siempre porque Zac lo ama.
— Yo no aceptaré eso.
— Pues lo siento pero ya no puede hacer nada. Will tiene un anillo en su dedo que significa que es oficialmente propiedad de Zac y nada puede contra el poder del anillo.
— Es sólo un compromiso, puede romperse en cualquier momento.
— ¿Alguna vez Zac ha roto alguna promesa que le ha hecho?

Él se quedó en silencio algunos segundos.

— No— dijo con pesar—. Creo que no.
— Si jamás le hizo algo así, ¿Qué le hace pensar que romperá su promesa de casarse con Will, que es la persona a la que eligió en lugar de usted?

Me miró de reojo. No se veía feliz.

— Eres bastante listo— admitió.
— Si lo piensa de verdad entonces hágame caso. No soy tan inteligente como mi hermano o mis padres pero creo que de verdad estoy en lo cierto en este caso.
— Es verdad, tus padres parecen personas impresionantes— dijo él molesto.
— ¿Conoce a mis padres?
— ¿No sabes lo que pasó? Pensé que tu hermano y Zac te contaban todo.

Lo miré con curiosidad. Entonces me contó que cuando descubrió lo del compromiso, fue a buscar a Zac para pedir explicaciones pero en lugar de eso se encontró con mis padres. Ellos, como los seguidores del diablo que son, fueron bastante hostiles y condescendientes. No lo dejaron acercarse a Zac (quién sabe por qué, no querían ser amables, casi podía jurarlo) lo que fue muy bueno y luego básicamente lo obligaron a irse.

— Es la primera vez que mis padres son útiles en algo— dije sorprendido.
— Sinceramente dan un poco de miedo. Se ven tan concentrados y serenos... no puede ser normal.
— No lo es, debe ser algún poder que les dio el diablo cuando lo invocaron.
— Parece que de verdad no te agradan.
— Pero está bien, tampoco les agrado yo. O Will.
— Eso no es lo que me pareció— dijo suspicaz—. Por lo que vi, a ellos les agradó la idea de que Zac estuviera comprometido con su hijo.
— ¿De verdad? No he hablado con ellos porque cada vez que lo hago me deprimo así no sé qué opinión tienen de Zac... pero ahora que lo dice realmente no tendrían una razón para no aceptarlo. Él es prácticamente perfecto. Es más, que se haya vuelto más sensible lo hace aún más perfecto. Aunque a mis padres no les gustan las personas así. Pero en general debe agradarles.
— Con tantas personas del lado de Zac él definitivamente no debe pensar en mí.
— Lo hace. Lo hará toda su vida. Porque es su padre. Es como si yo quisiera que no me preocuparan mis padres. Me han hecho cosas horribles y aún así pienso en ellos de vez en cuando. Es inevitable. Somos familia. Y no podemos deshacernos de esos lazos tan fácilmente.
— Es diferente, ellos son tus padres de verdad. Yo no lo soy de Zac.
— ¿Y? Si los lazos que tienen ustedes no fueran tan fuertes como los de cualquier padre e hijo esto no sería tan difícil para ambos. Piense en eso. Ser padre no se trata de ver si lleva tu sangre o no, se trata de todos esos momentos que compartieron juntos. Porque si Neil hubiera sido una mala persona, Zac lo habría rechazado aún siendo su verdadero padre. Hay cosas más importantes que compartir lazos sanguíneos, hasta alguien tan torpe como Neil lo sabe.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora