103. El diario de Zac (en la cena familiar)

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En la noche de la cena, me encontraba en medio de un colapso mental organizando todo cuando Alex llegó. Le abrí la puerta. Me observó.

— ¡Oh por dios, sí pareces una esposa así!— dijo maravillado mientras me miraba—, ¿Cuándo compraste ese delantal?
— Hace poco— dije un poco apenado.
— Te ves muy bien. ¿Por qué es rosa?
— Era el único color que tenían.
— Le hacen falta unos encajes en las mangas para que sea idéntico al que usaba mi abuelita.
— Pues ojalá tu abuelita estuviera aquí para que me ayudara porque tengo mucho por hacer. Me la he pasado limpiando y cocinando al mismo tiempo.
— ¿Nadie te está ayudando?
— Sí pero necesito más ayuda.
— Pensé que sólo mis padres y yo vendríamos a cenar— dijo él.
— Por eso. Quiero que todo sea perfecto.

Jason salió de la cocina.

— Ya apagué el horno... ¿Alex?— dijo él.
— Hola— le dijo Alex—, ¿Estás ayudándole a Zac?
— No es el único— dije—. Tengo a Neil acomodando mi habitación en caso de que tus padres quieran quedarse.
— ¿Y yo dónde dormiré?— dijo Alex.
— Neil dijo que podrías quedarte en su departamento— dije.
— Es que Neil siempre tiene ideas increíbles— dijo Jason.
— Definitivamente— dijo Alex feliz—. Tal vez necesita ayuda con tu habitación. Iré a verlo.
— De acuerdo— dije.

Salió. Se veía contento. Eso me alegró mucho.

— Alex luce muy feliz, ¿Crees que le haya pasado algo bueno recientemente?
— Sospecho que sí— dijo Jason.
— ¿Te ha contado?
— Algunas cosas. Así que no te preocupes, él está bien. Concéntrate en tu cena. Saldrá genial si cocinaste tan bien como siempre.
— Mejor, esta vez debe ser mejor. Todo debe salir perfecto. La relación de Will con sus padres depende de eso.
— No creo que la relación de ellos dependa de qué tan rica está tu comida— dijo Jason.
— Pero podría ayudar— dije.
— Pues tus tartas son bastante convincentes— dijo él.
— Los seduciré con comida. Jamás pensé usar la gastronomía de mi parte pero si funciona, qué bien.

Limpié un par de cosas más. Terminé muy cansado. Will llegó. Se veía terrible.

— ¿Qué pasó?— le dije—. Parece que te arrolló un auto.
— Me siento peor de como me veo. ¿Ya llegaron mis padres?
— No pero Alex sí.
— Entonces iré a tomar un baño.

Se fue. Me preocupaba. Pero no podía cancelar la cena. Madie entró al lugar. Se veía tan mal como Will.

— Hola— me dijo.
— ¿Qué te pasó?
— Fue un día difícil— dijo ella desanimada.
— Sé lo que necesitas: comida deliciosa.
— Me ayudaría mucho. Además aquí huele muy bien.
— Podrías cenar con Jason. Él y Neil cenarán juntos en el otro departamento.
— ¿Por qué?
— Los padres de Will vendrán a cenar— dije feliz—, ¿No es grandioso? Creo que por fin podremos llegar a buenos acuerdos.
— Ah... ya veo— dijo—. Es una cena familiar.
— Estoy muy emocionado. También nervioso.
— No deberías. Seguramente les gustará.
— Me esforcé bastante. Todo debe salir perfecto.
— Así será, tú eres perfecto— dijo ella—. No hay nada que no hagas bien.
— No soy perfecto— dije—. Nadie lo es. Aunque hoy trabajé mucho en esta cena que casi es perfecta.

Alex entró. Nos miró.

— Madie, hola— le dijo él—. Te ves terrible.
— Lo sé— dijo ella.
— Mis padres ya llegaron— dijo Alex—. Están estacionando el auto.
— ¡Oh por dios, ya es el momento!— dije alterado.
— Calabacita, respira, todo estará bien— me dijo Alex.
— Sólo mi mamá puede decirme “calabacita”.
— También suena adorable si yo lo digo— dijo él.
— Debo irme entonces— dijo Madie—. No tengo intenciones de encontrarme con los doctores Harper. Pero suerte.
— Ve a mi departamento— dije—. Debes comer.
— Lo haré— dijo ella.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora