141. El diario de James

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Escuché unos pasos que se acercaron.

— No está muerto— dijo Bran—. Le disparó en el hombro.

Abrí los ojos de golpe. Lo miré mientras me sentía muy abrumado.

— ¿No... no murió?— dije con dificultad y sorpresa.
— Lamentablemente para él, no— dijo Bran—. Está vivo.
— Pero no te preocupes, con una herida así no puede hacerte nada— me dijo Jack.
— Pensé... que yo lo había matado— dije muy triste.
— No, pero hubiera sido bueno— dijo Bran—. Se merece la muerte.
— Le harán algo peor— dijo Rocky mientras se acercaba—. Así que de alguna manera estuvo bien que no muriera.

Eso era cierto. Cuando Clint lo supiera... le haría algo muy feo. Se lo merecía pero... sentía que era mi culpa.

— Stefan, lo llevarás a su habitación— le dijo Jack—. Yo me haré cargo de esto. Espero que nadie haya llamado a la policía.
— Pero si lo hicieron qué importa— dijo Bran—. La policía trabaja para Clint.
— No todos— dijo Jack—. Así que me costará solucionar esto.
— Te ayudaremos— dijo Rocky.

Stefan me cargó y se alejó de ahí conmigo. Fuimos al ascensor. Entramos. Él presionó un par de botones. Esperé un momento en silencio. Todo seguía sintiéndose muy surreal. Me dediqué a respirar. Salimos. Fuimos por el pasillo. Llegamos a una habitación. Él abrió y entramos. Era la mía. Donde Bran y yo saltamos en la cama. Recordé lo feliz que fui. No entendía cómo todo cambió tan rápido.

— Necesitas bañarte— me dijo Stefan.

Me llevó al baño. Había una bañera. También un espejo. Mientras él juntaba el agua caliente, yo me dediqué a mirarme. Tenía gotitas de sangre por toda mi cara. Y mi nariz aún sangraba. Los moretones eran muy visibles. Sobre todo el de mi cara. Me sentí muy feo. ¿Cómo es que alguien como Darren perdió la cabeza por una persona así de horrenda?
Estaba inmerso en eso cuando Stefan se acercó a mí y me tomó del brazo. Me llevó suavemente a la bañera. Me quitó la ropa y me ayudó a entrar. Ya ahí, comenzó a retirar la sangre lentamente de mi cuerpo. No lo miré, me sentía muy avergonzado. Descubrí que el lugar tenía mosaicos de cuadritos. Así que me puse a contarlos. Estuve así por un largo rato, perdido en mi mente. Era mejor que tener que pensar en lo que pasó. Stefan cambió el agua un par de veces. Después, cuando por fin quedé limpio, me ayudó a salir de ahí. Me puso una bata de baño y unas sandalias. Salí con su ayuda y me llevó a mi cama. Sentarse era doloroso. Así que me recosté ahí lentamente. Él se sentó a mi lado. Sentí ganas de llorar. Miré algún punto en la habitación para no tener que mirarlo a él. Me sentía muy avergonzado.

— Perdón— le dije—. Por todo.
— Trata de dormir— me dijo y me cubrió con una frazada—. Debes estar cansado.
— Fui malo contigo— dije—. Lo siento.
— No hables, trata de descansar.
— No te haré sufrir más— dije—. Porque también Boris sufre. Ustedes dos me han ayudado mucho. No quiero que les pase nada.
— No es un buen momento para que hables de eso o de nada. Sólo trata de dormir.
— No quiero dormir— dije—. Porque voy a tener pesadillas. Quiero ir a casa. Con mi mamá y mi papá. Es lo único que de verdad quiero.
— Lo sé— dijo y puso una toalla en mi cabeza, comenzó a moverla para secar mis cabellos—. Lo sé perfectamente.

Pero no podría. Darren tenía razón. Lo único que me liberaría de eso sería la muerte. No habían más formas de ser libre.

Después de que secó mis cabellos, acomodó una almohada y me pidió que durmiera un poco. Cerré los ojos. En algún momento me quedé dormido. Cuando desperté todo estaba en silencio. Miré a mi alrededor. No parecía haber nadie. Estaba considerando levantarme cuando Bran apareció. Sostenía una charola con cosas. Al verme sonrió. Se acercó.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora