110. El diario de Alex Harper

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Estaba en mi salón de clases cuando Laura apareció para preguntarme por Zac.

— Se encontraba muy bien la última vez que lo vi— dije—, ¿Por qué quieres saber eso?
— Sólo me preocupa. También viste a Madie, ¿No?— dijo ella.
— Sí, se veía tan cansada como siempre— dije.
— Ah, qué bien— dijo ella.

Algo había pasado. Estaba casi seguro. Pero sospechaba que si le preguntaba, ella no me diría.

— Entonces nos vemos luego— dijo ella—. Iré a dejarle la lista de tareas y trabajos pendientes que deben hacer James y sus amigos.
— ¿James ya regresó?— dije.
— Hoy— dijo ella.
— ¿Sus amigos también?
— Sólo Bran y Stefan— dijo ella—. Lo que me recuerda que definitivamente Stefan tiene mucho por hacer. Se ausentó más días que James y Bran. Pero es muy listo, se pondrá al corriente con todo pronto. Iré a verlos.

Eso era raro. Cuando le llamé a la mamá de James para pregúntarle por él, me dijo que se había ido de viaje unos días a la casa de Bran que estaba en otro estado para acompañarlo a visitar a un familiar enfermo. Y se suponía que Stefan se ausentó desde antes porque no se sentía bien. Todo era muy raro. Simplemente no lo entendía. Decidí buscar a James aunque no quería. Me daba miedo que me dijera algo desagradable. Porque aunque yo podía manejar mejor mis emociones, sabía que James podría encontrar una manera para lastimarme. No sabía si podría sobrevivir a eso. Pero me preocupaba así que decidí visitarlo en el receso.
No estaba en la fuente. Fui a la cafetería porque se reunía ahí con Gigi a veces. Tampoco estaba ahí. Me encontré con Bran en un pasillo.

— Disculpa— le dije—, ¿Sabes dónde está James?

Me observó.

— Ah, tú eres el amigo de James que conocí el otro día.
— Hola, ¿Lo has visto? Necesito hablarle de algo.
— No sé a dónde fue pero se llevó a Stefan— dijo—. Deben andar por ahí.
— Gracias— dije.

Seguí por el pasillo. Fui a la biblioteca, al auditorio, la enfermería, incluso revisé salones y nada. No se encontraba en ningún lugar. Entonces se me ocurrió que podría estar en aquel almacén donde guardaban cosas del mantenimiento. Yo le había mostrado ese lugar y si quería estar solo para fumar era perfecto. Llegué. Me acerqué. Iba a sostener el pomo de la puerta con las manos cuando escuché unos sonidos muy leves. Pegué mi cara a la puerta para escuchar. Era gemidos. Eso me pareció muy extraño. Imaginé que yo no debía ser el único que descubrió que ese sitio era bueno para tener sexo. Decidí ir detrás de un bote de basura que estaba cerca de ahí para esperar a ver quién salía. Al principio pensé que sólo estaba perdiendo mi tiempo porque podría ser cualquier persona. Debía ir a buscar a James en lugar de descubrir quién tenía sexo en ese lugar. Estaba contemplando irme cuando entonces James y Stefan salieron de ahí. Los miré muy sorprendido. No lo pude creer. James se acomodó sus ropas mientras caminaba por el pasillo. Ambos se fueron rápidamente de ahí.

Me detuve a pensarlo por unos minutos. Definitivamente esos eran gemidos de sexo. De James para ser más exacto. Parecía posible, lo que no podía entender era por qué con Stefan. Era el estudiante nuevo. A comparación con el resto de sus amigos que se conocían desde hacía bastante, Stefan era nuevo en el grupo. Aunque no lo parecía. Pensé que antes de hablar con James, debía buscarlo a él.

Los seguí. James se fue a la cafetería. Stefan se desvío a otra parte. Vi por las ventanas que James se encontró con Gigi y la abrazó. Bran estaba ahí también. Era perfecto. Seguí a Stefan. Se detuvo en las máquinas expendedoras. Me acerqué a la que estaba a su lado y le metí un billete.

— Hueles al perfume de James— le dije.

Me miró. Lo observé. Se escuchó cómo cayó algo de la máquina. Él se inclinó para tomar los caramelos que compró. Eran de limón.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora