140. El diario de James

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Eso no podía estar pasando. Parecía una broma cruel. Una pesadilla. No debía ser real. Porque era demasiado enfermizo.

— Nos iremos del país— dijo Darren muy tranquilo—. Ya pensé en todo. Empezaremos de nuevo lejos de aquí. Por fin serás feliz, te lo prometo. Te gustará.

No sabía qué pensar siquiera al respecto. Todo era demasiado surreal como para que yo terminara de asimilarlo. Debía pensar en algo. Pero tenía tanto miedo que sólo quería llorar. Mis ojos estaban tan borrosos por las lágrimas que no podía ver siquiera nada. Pero no podía darme por vencido. Así no tenían que ser las cosas. En el destino que planeé para mí no existía una parte donde me secuestraban y me llevaban lejos de ahí. Intenté superar el miedo y tranquilizarme un poco.

— ¿Por... por qué quieres llevarme?— dije.

Él me ayudó a ponerme en el suelo lentamente. Como quedarme de pie me costaba, me sostuvo del brazo. Estaba muy cerca de mí. Mi corazón latía rápidamente por el miedo.

— Porque no podía permitir que te siguieran tratando así— dijo—. No lo mereces.
— Me he portado mal— dije bastante asustado.
— No, tú no has hecho nada mal. Eres como un ángel. De hecho cuando nos conocimos pensé que no existías. Alguien así no podía ser real. Pero aquí estás. Tan bello como un sueño. Y llevo tanto tiempo observándote que sé que no eres feliz. No puedes ir a ninguna parte sin ellos. Y entiendo que es porque Clint no quiere que nada te pase y por eso no puede dejarte solo... pero esa no es la manera correcta de cuidar a alguien como tú. Yo jamás te haría llorar. O te dejaría así de lastimado. Si me lo permites... te cuidaré como lo mereces.

Por un momento creí que seguía dormido. Porque eso sonaba terrible. No podía ser real.

— Clint te matará cuando te encuentre— dije aún cuando me sentía muy abrumado como para hablar.
— No nos encontrará— dijo—. Y si lo hace, lo mataré primero.
— Matar es terrible— dije sintiendo mucho miedo.
— No, lo que es terrible es lo que él te hizo. Eres su prisionero. Y sé que es porque no pudo resistirse a ti... lo entiendo, no creo que nadie pueda... pero debió ser más amable. Debes estar muy asustado. No te preocupes, te protegeré. No volverá a tocarte.
— Debes regresarme— dije.
— No quieres volver— dijo.
— Sí quiero.
— ¡No quieres!— me gritó.

Fue tan repentino que me asustó y me dieron ganas de llorar más. Él estaba loco. No podía de verdad creer que huir conmigo sería fácil o una buena idea siquiera.

El ascensor se abrió. Él salió y trató de llevarme pero yo me negué a caminar.

— Sé que ahora no quieres pero pronto me lo agradecerás— dijo—. Está bien si no puedes caminar. Te llevaré yo.

Me cargó en su hombro como si yo no pesara nada. Eso me mareó mucho. Aún así no dejé de gritar. Pero no había nadie. Él fue por un pasillo hasta que escuché la voz de Bran. Gritaba mi nombre. Así que lo llamé. Pero Darren cubrió mi boca con sus manos. Se dio la vuelta y regresamos al ascensor. Traté de evitar que me llevara. Lo golpeé como pude, me moví y traté de quitar sus manos de mi boca pero no logré liberarme. Aunque sí retrasarlo lo suficiente como para darle tiempo a Bran de que llegara a mí. Cuando él apareció por el pasillo, Darren ya me tenía dentro del ascensor. Aplastó unos botones y la puerta se cerró de nuevo. Ya los dos solos, Darren me soltó. Me dejé caer al suelo.

— ¿Por qué no puedes entender que esto lo hago por ti?— dijo enojado—, ¡Es por tu bien!
— No necesito tu ayuda— dije.
— ¡Sí la necesitas, mírate, te ves muy mal!

Como el ascensor tenía puertas cromadas, se veía mi reflejo. Darren tenía razón, me veía muy mal. Mi mejilla tenía un moretón donde Clint me golpeó. Y en mi cuello estaban las marcas de sus dedos de cuando intentó asfixiarme. Sin contar todos los demás moretones que se veían porque mi camiseta no cubría gran parte de mi cuerpo. Desvié mi mirada al suelo. No quería tener que verme.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora