44. El diario de Alex Harper (al día siguiente)

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Me desperté en la mañana porque un rayo del sol se filtró por la ventana y tocó mi cara. Al principio pensé en simplemente girarme y seguir durmiendo. Pero me sentía bastante adolorido así que por instinto me senté aún con los ojos cerrados mientras me llevaba las manos a la cadera. Estiré mis brazos. Solía hacer eso cada mañana porque en veces despertaba con dolores por practicar demasiado. Mi mente aún no reaccionaba así que en su letargo no recordó dónde estaba o qué había pasado. Abrí los ojos entonces. No reconocí el lugar. Me sentí muy perdido. Pero no me alteré, simplemente me quedé esperando que mi cerebro reaccionara y se pusiera a trabajar. En ese momento escuché un sonido. Era una suave melodía. La reconocía pero no sabía de dónde hasta que de repente lo recordé: era el tono de mi teléfono.
Me levanté de golpe. Sentí cómo me dolía basicamente todo mi cuerpo. Noté que estaba desnudo. Y fue ahí cuando comencé a preguntarme por qué.
Miré la cama. Neil estaba dormido profundamente ahí, como si nada. Las sábanas no cubrían parte de su torso así que se veía que estaba tan desnudo como yo. Y los recuerdos de lo que pasó inundaron mi mente.

Entré en pánico. ¿De verdad había tenido sexo con Neil?
No pude pensarlo más porque mi teléfono seguía sonando así que me incliné en el suelo y levanté la camiseta que me prestaron para dormir. Me la puse como pude y salí de la habitación despacio porque caminar era difícil. Busqué mi teléfono. Lo tomé y contesté.

— ¿Hola?— dije dudoso y hasta nervioso.
— Alex, buenos días— dijo Zac.
— ¿Zac?— dije.
— Soy yo.... ¿Acabas de despertar?

Me había descubierto.

— Eh... sí, estaba durmiendo aún— dije.
— Lamento haberte despertado— dijo.
— No, está bien— dije—. Ya es de día así que... me viene perfecto...
— ¿Y Neil?
— Duerme— dije.
— ¿También?— dijo.

¡Oh por dios, eso sonó muy raro! Me sentí estúpido por decirlo. Entré en pánico y no dije nada por unos segundos.

— Entonces por eso seguías dormido— me dijo, sonaba feliz—, porque Neil todavía no despierta. Porque de otra forma ya te hubiera despertado porque dormiste en el sofá.
— Sí, tienes razón— dije nervioso—. Definitivamente dormí en el sofá.

¿Qué me estaba pasando? ¿Acaso quería que Zac descubriera que dormí con su padre?
Entonces mi cerebro conectó unas cuantas neuronas y la realidad cayó a mí de golpe: tuve sexo con el padre de Zac. Que a su vez era el prometido de mi hermano.
Me quedé paralizado pensando en eso.

— ¿Alex?— dijo Zac, sacándome de mis pensamientos.
— ¿Eh?
— ¿Está todo bien?
— Sí, claro— dije muy tranquilo, al parecer mi cerebro decidió ponerse a trabajar.
— Bien— dijo él—. En realidad llamaba para pedirte que le dijeras a Neil que tú y él deben venir a desayunar al departamento de Will. Lucille y Jason están ayudándome a cocinar porque no quieren que yo lo haga, al parecer tener dos dedos rotos me vuelve alguien muy inútil.

Escuché la voz de Jason de fondo cuando le dijo que él jamás pensó eso.

— Traté de llamarle a Neil pero nunca contestó— dijo Zac—. Así que por favor dile y vengan los dos.
— Eh... sí, yo le digo— dije.
— Entonces apresúrense.

Terminó la llamada. Lancé mi teléfono al sofá. Imaginé que podía tomarme mi tiempo para entrar en crisis hasta que pensé en la posibilidad de que Zac apareciera para ver por qué tardamos tanto.
No era tiempo de crisis, debía actuar.
Corrí a la habitación. Me acerqué a Neil.

— ¡Despierta, debemos ir con Zac!— le dije.

Siguió durmiendo.

— ¡Neil, despierta ahora!— dije y le arrojé una almohada.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora