Capítulo 39

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Dedicado a IvMiReMe

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Dedicado a IvMiReMe

***

—¿Qué carajos dices, Jojo? —le grité.

—Me escuchaste perfectamente. Tú tienes la culpa de que el imbécil de Jimmy se cortara las venas, ¡cómo mismo fue tu culpa que mi único hermano esté muerto, zorra de mierda!

Me tomó un momento comprender lo que ocurría, pero muchos cabos sueltos comenzaron a atarse en mi cabeza; Jojo, la historia de su hermano, la muerte de James. La miré, totalmente desconcertada, mientras pensaba cuán imbécil había sido por no notarlo antes. Había estado siempre frente a mis ojos.

—Tú eres...

—Sí, idiota, ¡James era mi hermano y tú lo mataste!

—¡Yo no lo hice, Jodie! —me defendí—. ¡Yo no he matado a nadie! ¿Has estado fingiendo todo el tiempo? ¡No lo puedo creer! ¿Qué diablos quieres de mí?

—Yo vine para hacer justicia, Bessie, para acercarme a ti y hacerte confesar. Ni siquiera tengo tu misma edad y mis padres tuvieron que pagar una fortuna para meterme en este maldito lugar como una demente más. ¡Tú tenías que confesar, asesina, tenías que pagar!

Estaba en shock al escucharla, todo era demasiado irreal para ser cierto.

—¡Pero ya yo pagué suficiente por algo que no hice! Ahí también murió mi mejor amiga. James era mi novio, yo lo quería. ¡Mi vida se fue a la mierda ese día!

—¿Lo querías? —me gritó—. ¿En serio? Pues lo olvidaste demasiado rápido, al parecer. En un abrir y cerrar de ojos ya estabas lloriqueando por las esquinas por el maldito loco rubio. ¡Dios, cuánto tuve que aguantar pretendiendo ser tu amiga! ¡Fue un infierno, pero estaba decidida a hacerte confesar! Sin embargo, tú seguías haciéndote la víctima, la inocente. No tuve opción... me hiciste cambiar de objetivo, Bessie. Tenías que pagar, tenías que saber qué se siente perder lo que más quieres.

—No puedes estar hablando en serio... —negué con incredulidad—. ¿Todo fue una mentira, entonces? ¡Eres una maldita demente!

—No, cariño, los dementes son tus «amiguitos». Natalia, por ejemplo, de tan malvada que se cree es la más manipulable de todas. Ella nunca leyó tu expediente, Bessie, yo le conté todo, y también de tu fobia cuando te encerró en el aula. La convencí de que le quitarías a Victor y que debía hacerte sufrir, ¡fue tan sencillo! Y supongo que a tu cactus no le fue muy bien con los productos para el cabello...

Rio irónicamente y clavó sus ojos en mí.

—¿Nunca fue suficiente para ti todo lo que sufrí, Jodie, ni sabiendo por todo lo que pasé antes de venir aquí?

—De hecho, no, ¡tenías que revolcarte del dolor! —Bajó el tono de voz y sonrió con malicia—. Pero me lo pusiste tan fácil, Elizabeth. Te enamoraste hasta los huesos del más desequilibrado de todos. No tienes idea de cuánto disfruté darle la navaja mientras lloraba desesperado como un niño pequeño. Lo convencí de que estaba haciendo daño y debía desaparecer de tu vida... Para siempre.

La chica de las mil estrellas (Serendipia) © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora