Capítulo 27

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Dedicado a IsamayDavidAitor

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Dedicado a IsamayDavidAitor

***

Me quedé petrificada.

Nick seguía al otro lado de la reja y el guardia se acercaba. Si caminaba un poco más podría vernos entre los árboles, gracias a la iluminación del jardín.

Comenzó a hacerme señales de que me ocultara tras un árbol. Salí de mi congelación total y lo hice. Me agaché y sostuve mis rodillas contra mi pecho, y él se alejó corriendo en la calle. No comprendía qué trataba de hacer, solo rezaba para que el hombre no se acercara demasiado o me vería.

Estaba aterrada. Eso no podía estar pasando. No me podían descubrir. Me tapé la boca con ambas manos para no hacer ningún ruido, estaba a punto de llorar.

De repente, Nick tomó una roca y la lanzó con fuerza contra una de las luces del jardín. La lámpara se hizo pedazos y causó un enorme estruendo.

—¡Púdranse todos, locos de mierda! —gritó.

Me estremecí. ¿Qué diablos hacía? Podían reconocer su voz. Comencé a temblar mientras lo vi correr y perderse en la oscuridad.

—¡Maldito delincuente! —exclamó el guardia—. ¡Deberíamos llamar a la policía!

—Olvídalo —dijo otro—. Sería en vano, nunca los encuentran.

Sentí los pasos del hombre alejarse y asomé con cautela la cabeza.

Nick lo había conseguido, el guardia se fue con su compañero a examinar la lámpara rota. Escuché que comenzaron a maldecir porque Gibson lo descontaría de sus sueldos. Me sentí mal por ellos, eran gente inocente, pero por muy poco no me habían descubierto.

Pasó un largo rato y aún no había señales de Nick. Las piernas me dolían de estar en esa posición y el miedo me estaba devorando. No podía volver sola a mi habitación. Ni siquiera estaba segura de poder regresar con él. Los guardias habían intensificado sus rondas luego del incidente.

Pensé en papá, me mataría si se enteraba de lo que había hecho. Y si salía ilesa seria yo quien mataría a Nick con mis propias manos.

Comencé a creer que escapar había sido uno de los errores más grandes que había cometido en mi vida. Tuve una noche genial, pero tendría un precio demasiado alto. Jimmy infartaría si se enteraba, y también Stella estaría muy decepcionada. ¿Cómo pude acceder a hacer algo así?

Nick me tomó por sorpresa e hizo que cayera y me golpeara el trasero contra el suelo. Se había saltado la verja tan sigilosamente que ni yo lo había notado.

Sonrió y me extendió una mano.

—Vamos, Bessie Boop —susurró—. No creo que quieras amanecer aquí.

La chica de las mil estrellas (Serendipia) © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora