Capítulo 56

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Dedicado a I_am_Carmencitah

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Dedicado a I_am_Carmencitah

***

Mi primer instinto fue levantarme y taparle los oídos a mi pequeña hermana. Sus ojos estaban abiertos hasta el límite y pensé que su mandíbula caería al suelo.

—¡Ya basta! —grité, muy enojada—. ¡¿Qué diablos creen que hacen?!

Aurora reaccionó. Me observó por un instante y luego a Halley. Su rostro se enrojeció por completo de la vergüenza.

—Lo siento —musitó y dio un paso hacia atrás—. Realmente lo siento, Bessie. Debería irme.

Dio media vuelta, dispuesto a marcharse, pero las palabras de Nick lo detuvieron:

—Lo siento, Andrew. —Su voz sonó rota. Ya no había rastro de enojo en sus palabras—. Nos conocemos desde que nacimos... Tú me conoces mejor que nadie. Sabes que jamás te hubiera hecho algo así. ¡Tú lo sabes, maldita sea!

Su palabrota flotó en el aire, pero todos estábamos tan conmocionados que ni siquiera me detuve a pensar en Halley.

Aurora se volteó a mirarlo. Tenía los ojos enrojecidos y húmedos.

—Tú eres mi hermano —continuó Nick—. Solo nos faltó nacer juntos, idiota. ¿Vas a permitir que las mentiras de Bárbara nos distancien?

Nick comenzó a acercársele muy despacio sin dejar de mirarle a los ojos. Aurora permaneció en silencio. Su dolor y su impotencia eran notables. Por otro lado, yo apenas noté cuando Halley retiró con sus manitas las mías de sus oídos, se levantó y se encogió frente a mí para que la abrazara. Lo hice, sin dejar de observar a los chicos.

—¿Sabías que ella amenazó a Bessie con contártelo todo si no se alejaba de mí y yo volvía con Tiffany?

—¿Por qué haría algo así? —musitó Aurora con desconcierto y se giró hacia mí—. ¿Eso es cierto?

Asentí.

—Ella no es una buena persona... —agregó Nick—. Y quizás yo tampoco, pero no sería capaz de hacerte algo así. No a ti. Lo que hubo entre Bárbara y yo terminó mucho antes de que tú la conocieras. Lo juro, Andrew, lo juro por la memoria de mi padre.

—¿Entonces por qué me mentiste, Nicholas? Me estuviste ocultando la verdad todo el tiempo. ¡Tú sabías mejor que nadie lo que yo sentía por ella!

—¡Lo sé! Lo siento. —Nick se pasó la mano por el cabello y resopló con frustración—. Sé que debí contarte, pero eso no era algo que valiera la pena decir, no significó nada. ¿Cómo iba a imaginar que lo de ustedes se volvería tan serio?

—¿Y por qué no me lo dijiste luego?

—Cada vez se me hacía más difícil —susurró Nick—. Fui un imbécil, lo sé.

La chica de las mil estrellas (Serendipia) © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora