Capítulo 26

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Dedicado a Dani_elaaa7u7

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Dedicado a Dani_elaaa7u7

***

Esperamos unos minutos hasta que pasó un taxi y él lo detuvo. Al parecer, mi expresión me delató, pues sonrió y me dijo al oído:

—Sí, abuela, tengo todo lo que no debería tener en el manicomio: dinero, cigarrillos, incluso condones. Avísame si los necesitas.

Sentí mis mejillas arder de inmediato. Soltó una risilla y me abrió la puerta trasera del auto para que me subiera.

—No apague la luz —le indicó al conductor.

Sabía que lo había hecho por mí, pero me mantuve en silencio. Quizás notó mis nervios al ver las intenciones del hombre de hacerlo. Luego le dio la dirección a donde debía llevarnos. Seguía sin tener idea de hacia dónde nos dirigíamos y la curiosidad me estaba devorando.

—Ya estamos aquí, Bessie Boop —me avisó Nick con entusiasmo. Habían pasado unos quince minutos de viaje.

En realidad, él tenía razón: estar afuera no era tan aterrador como lo había imaginado. A pesar de que seguía teniendo esa extraña sensación de vulnerabilidad y temor, no estuve expuesta a la oscuridad ni un instante. La vida nocturna de la ciudad era bastante activa, no tenía nada en común con mi pequeño pueblo, que pasadas las diez parecía el cementerio adecuado para que los zombis bailaran Thriller.

Cuando nos bajamos del auto, pude ver que nos encontrábamos frente a una especie de feria infantil. Estaba cerrada, pero tenía la iluminación suficiente como para que me sintiera cómoda. No era un lugar grande, así que podía ver las coloridas atracciones a través de la valla.

Recordé, entonces, el parque de diversiones al que mi padre nos llevaba a Beth y a mí cuando éramos niñas. Ella lo amaba, yo no tanto. Me gustaban los lugares tranquilos y allí siempre había muchas personas.

—¿Qué hacemos en un parque de diversiones cerrado? —pregunté, confundida—. ¿Por qué me trajiste aquí?

—Yo solía venir de pequeño. Cierra a las once, una hora que no se acomoda a nuestro horario. Decidí traerte, de cualquier modo. Este es el mejor lugar del mundo para curar la tristeza. —Me guiñó un ojo—. Dame un segundo, ya regreso.

Me encogí de hombros, ya que no pensé que hubiera mucho que pudiera hacer al respecto. Se acercó a la entrada del lugar, donde había un guardia. Comenzó a hablar con él y a señalarme. No supe qué le dijo, pero regresó con una sonrisa victoriosa en sus labios.

—Vamos, Bessie Boop. Prepárate para probar una de las experiencias más alucinantes que tendrás en la vida.

—¿En serio? —pregunté con sorpresa—. ¿Nos ha dejado entrar?

—¿Dudabas de mí, acaso?

Sonrió con arrogancia mientras nos adentramos en el parque. El hombre, por otro lado, nos saludó con una mirada de complicidad que no me gustó en lo absoluto.

La chica de las mil estrellas (Serendipia) © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora