Capítulo 40

421 74 33
                                    

Dedicado a Norvys-Brito

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dedicado a Norvys-Brito

***

Un día fue pasando tras otro hasta que llegó el fin del año escolar. Algunos eran más soportables, pero otros me parecían lo más cercano al infierno que lograba imaginar.

Durante ese tiempo me dediqué por completo a mis estudios y saqué calificaciones excelentes. Eso era lo único que lograba distraerme. A esa altura del año solo quedábamos cuatro personas en la clase, Victor y Natalia entre ellas. No obstante, nunca hablaba con ninguno de ellos a menos que fuera estrictamente necesario.

Cada día estaba más sola y, por primera vez, creía que Melissa tenía razón al decir que estaba sumida en la depresión. Ya no quedaba casi rastro de mi mayor temor al entrar a la clínica: el miedo a la oscuridad, y eso se lo debía a Jimmy. Sin embargo, a él también le debía esos días en los que me parecía que perdería la batalla contra la tristeza y la desesperanza.

Todo había sido mucho peor luego de saber la verdad de lo ocurrido; al saber que no había sido su culpa ni su elección dejarnos.

Y al saber que no tenía forma alguna de probarlo y de hacer a Jodie pagar...

En ocasiones pensaba mucho en Beth y en el incendio. Le pedía entre lágrimas en las noches que me ayudara a encontrar una forma de probar mi inocencia. También pensaba en James. Él era una persona bondadosa y llena de amor, no se merecía a una hermana tan demente ni un destino tan cruel.

Igualmente, extrañaba mucho a Nick. Quise llamarlo muchas veces, pero temía que resultara igual de mal que la vez que lo había intentado. Aunque sabía que era una cobarde, no creía ser capaz de resistir otra decepción.

Y, de ese modo, siguieron pasando los días hasta que una nueva despedida llegó: el momento de Victor de marcharse. Una parte de mí se sintió algo desconsolada al verlo partir sin despedirnos siquiera, pero nuestra amistad no era algo que fuera a recuperar, ya me había acostumbrado a esa idea. Por ese motivo simplemente pretendí que no me importó.

No obstante, esa noche había alguien que no salía de mi cabeza por muy irónico que resultara: Natalia.

Cuando fui a cenar la busqué con la vista en el comedor y no estaba por ningún lugar. Siempre quedaba la posibilidad de que bajara más tarde, pero estaba convencida de que no sería así. Sabía cuán dependiente era de Victor, y también sabía cuán horrible se sentían la soledad y el abandono.

Quizás por eso tomé una decisión que me pareció algo estúpida en ese instante. Cuando terminé de cenar envolví algunos alimentos en una servilleta y le pregunté a Stella dónde quedaba la habitación de Natalia sin darle muchas explicaciones. Sin embargo, ella no estaba ahí. Había dejado incluso la puerta sin llave.

Al bajar revisé nuevamente el comedor y los espacios públicos, pero no logré encontrarla en ningún sitio. Solo me restaba buscarla afuera, y eso casi hizo que cambiara de idea. No había salido al jardín de noche ni una vez más ni tampoco había vuelto a ver las estrellas.

La chica de las mil estrellas (Serendipia) © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora