Recuerdos

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Izuku Midoriya no podía quejarse de la vida, tenía una madre que lo amaba y se esforzaba por darle lo mejor. Nunca pasó carencias de comida o un hogar pese a la ausencia intermitente de su padre.
Tenía juguetes, amigos y familia que lo querían.
Entonces..

¿Por qué razón no era feliz?

Su madre por supuesto que se dió cuenta de inmediato. Conocía a su hijo por completo por lo que no tardó en percatarse de los sutiles cambios que empezaron.

Su hijo siempre fue un niño muy sensible, solía caer en el llanto de manera fácil pero ahora, todos los días despertaba con sus ojos hinchados  y rojos por el llanto.
Izuku era muy activo pero repentinamente ya no quiso salir de la casa ni jugar con Katsuki.
Su bebé amaba a los héroes, nunca paraba de hablar sobre lo asombrosos que eran, y ahora, ni siquiera los veía en la televisión.
Inko realmente no tenía alguna explicación del porque el cambio repentino de su amado cachorro, llegó a llamar a su amiga Mitsuki con la que a veces dejaba a su niño y está le respondió que con ella y Katsuki no actuaba diferente.
Hablo con los profesores del maternal dónde estaba su hijo y ellos tampoco sabían la razón, solo mencionaron que su hijo últimamente parecía aislarse de sus compañeros.
Contacto a su esposo y este le dijo que seguramente estaba exagerando la situación.

Sin embargo, ella sabía que las cosas no estaban bien y todo fue para peor cuando tuvo que mentir sobre la particularidad del menor.

Fueron a un doctor privado, recomendado por su esposo quien era tratado por lo doloroso que le era respirar y no llegar a exhalar fuego.
Los exámenes fueron, a su parecer, demasiado invasivos eh incómodos. Ella no recuerda que en su momento le realizarán tantos exámenes para descubrir su peculiaridad pero, al llamar a su esposo este le dijo que todo estaba bien, el había pedido aquello para estar seguros del estado de su cachorro.
Dejo a Izuku a fuera del consultorio por unos momentos a petición del doctor, estaría en compañía de un enfermero por lo que no se preocupo. El doctor le indico que se sentará y mantuviera la mente tranquila para lo que le estaba por informar.

- Su hijo cuenta con una extraña mutación, anterior mente no la había visto y solo encontré registros de unos pocos casos similares.

- ¿M-Mutación?-

- Así es, si no me equivoco, el señor Midoriya mencionó que su don era el de atraer cosas pequeñas y el de el es aliento de fuego, no solo eso, por parte de su familia hay mutaciones físicas, ¿Verdad? - hablo el doctor manteniendo una mirada sería en la mujer, actitud que la estaba poniendo de los nervios.

- Si pero, esto ¿que tiene  ver con el don de mi hijo?- pregunto un poco desesperada.

- Descubrimos rastros de estos tres en el sistema de su hijo, pronto deberían despertar pero, el cuerpo de su hijo podría no resistirlo- respondió con pesar- una de ellas es la mutación física y podría traer deformidades en su cuerpo de forma permanente si no puede controlarlo, el aliento de fuego podría causar daños a sus pulmones pues su anatomía es inestable en este momento y si añadimos la presión a su cerebro de tener que mantener en calma su mente para no mover las cosas de su lugar en un ataque de dolor o pánico.. -un suspiro escapó de la boca del doctor- puedo asegurar que su niño sufrirá mucho y es posible que termine por perder la vida.

Inko en este momento se encontraba llorando, su niño, su único hijo, tenía particularidad múltiple, podía llegar a sufrir daños permanentes. El doctor en ese momento llamo a su esposo, lo puso en altavoz, le informo de la situación y entre él como su doctor trataron de tranquilizarla.

La plática llevo a media hora entre opciones para ver de qué manera podrían ayudar a su hijo a llevar todo esto de manera más sencilla, ninguna le convencía a Inko pues, en la mayoría por no decir todas, su hijo terminaba en un laboratorio, estado de coma o sufriendo por estar lejos de su familia.

El secreto de la academia YueiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora