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Recuerdos dolorosos.

Hizashi fue el primero en despertar de los tres.
Era un poco extraño como luego de cuatro rondas ahora se encontraba tan tranquilo y sin señales de su celo presente.
Observó con detenimiento al chico dormido entre el y Shota. Su cabello esponjoso desordenado, su sonrisa de satisfacción, sus mejillas sonrojadas, un pequeño hilo de saliva escurriendo de sus labios abiertos y lo más importante, su cuello con dos marcas de apareamiento recientes.
Él no tenía planeado poner su marca, fue su alfa quien cegado por las feromonas y el calor del momento la realizó.
Acaricio con la llena de sus dedos la que pronto sería una cicatriz sintiendo un extraño placer al pensarlo.
Aún así la culpa estaba dentro de él y estaba seguro que no sería fácil deshacerse de ese sentimiento, después de todo, llevabas años cargando con ese peso...
El peso de su destinado muerto.
Quien era tan similar a su ahora omega. La sonrisa grande, el buen humor, la fuerza de seguir su deseo de ser héroe y ese maldito auto sacrificio.
Si solo hubiera sabido lo que iba a ocurrir, lo hubiera marcado desde que se encontraron o durante los pocos celos que pasaron juntos.
Las diferencias entre su omega destinado y Midoriya se marcaban mientras lo pensaba.
Las bromas no iban con Izuku, el era un buen estudiante aunque se metía en problemas.
La falta de vergüenza tampoco formaba parte de él, pues podía ser reservado en muchos aspectos. Así mismo las insinuaciones tampoco eran lo suyo o no hasta donde había visto.
Pero había algo en que superaba a su destinado, en esa bella sonrisa y actitud alegre que a más de uno inspira.

Su amado omega de cabellos celestes siempre los inspiró a seguir adelante y más de una vez le ayudo a poner de los nervios a Shota. Siempre estaban juntos, nunca hubo problema entre los dos cuando dejaron entrar en su relación a su amigo. Fue tan natural que a ninguno le hubiera sorprendido si la marca de Aizawa apareciera en su cuerpo tarde o temprano.
El amor entre los tres era sincero y esperaban que durará el resto de sus vidas.
Sin embargo... Un villano le arrebato a su pareja de la peor manera..

Un día recibieron el aviso que su pareja había sido raptado durante un combate contra villanos, el héroe a cargo de el había resultado gravemente herido por lo que no pudo perseguir a los secuestradores. Pero aún sabiendo eso ellos no pudieron evitar el odio y la furia por no protegerlo.
Salieron en su búsqueda ignorando las órdenes y amenazas de sus superiores, en su mente solo estaba encontrar al omega.
Tardaron una semana en encontrarlo.
Fueron los primeros en llegar, llamados por el tenue aroma que conocían de memoria y apresuraron su paso al captura la sangre presente en el ambiente.
Una bodega abandonada, ningún guardia o criminal. Lo único que había era el horrible aroma a sexo, sangre y otras cosas que casi los hizo vomitar.
Corrieron llamando al único ser en el lugar que podían ver desde lejos y sentían que morirían solo por ver su estado. Mientras más cerca más claro podían ver lo que habían hecho y más su sangre hervía en furia siendo aplastada por un miedo helado.

Shota llamo a la ambulancia de inmediato pero el solo pudo llamar a su Omega una y otra vez.

No podía creer lo.

No quería creerlo.
Pero cuando toco la piel magullada de su rostro y sintió el frío debajo de sus dedos quedó en shock.

Su amigo, su amante, su omega... Yacía muerto sobre un colchón, desnudo y con claros signos de violación y tortura, sus ojos que recordaba llenos de vida ahora estaban completamente vacios. El lugar donde alguna vez estuvo el collar contra mordidas que le regaló en nuestra de cortejo y que nunca adelantaría las cosas, estaba lleno de mordidas, faltando piel en algunos casos. Los suaves labios que alguna vez lo mandaron al cielo con un solo rose en los suyos, ahora estaban grises y deformados. Podía ver dentro de su boca y con horror encontro que los dientes que formaban la sonrisa más hermosa que hubiera visto fueron arrancados.

El abrazo de su amigo lo tomo por sorpresa, regreso a la realidad finalmente y observó cómo empezaban a tomar fotos de la escena del crimen.
Su instinto debió gritar que debía proteger al cuerpo de su compañero, quería gritar que se alejaran de el y matar a cada uno que se atrevió a ver a su Omega en ese estado pero solo hubo silencio. Silencio doloroso de aceptación. Su lobo comprendía que ya no podía hacer nada por su pareja, que había fallado como alfa y protector. Pero comprender no significa que el dolor dejara de existir. Estuvo mucho tiempo en una dura depresión y la única persona que lo obligó a salir adelante fue su amigo que le entrego una carta el día del funeral. La letra la reconocería dónde fuera, quizo reclamarle a Shota por no dársela de inmediato pero recordó que estuvo aislado completamente, llevando en silencio su duelo. ¿Curioso no? Su don era sonoro y el guardo silencio.

Agradeció en silencio y cuando finalmente estuvo devuelta en su hogar abrió la carta.

El contenido se gravo a fuego en su corazón y siguió adelante con su sueño de ser héroe. Lo lograría por ambos.

Un movimiento y una voz con claros signos de alguien recién despertando lo saco de sus recuerdos.
Miró a su lado, su mano atrapada por una un poco más pequeña y unas hermosas esmeraldas observándolo con preocupación.

- Hizashi -
Fue apenas un susurro, pero lo suficiente para hacerlo sonreír.
No dijo nada, solo escondió su rostro en el hueco disponible entre el hombro y la cabeza de su omega, absorbiendo el dulce aroma que buscaba reconfortar.
Levantó un poco su mirada y su mirada se conecto con la de Aizawa.

Un silencioso entendimiento en esas miradas mientras reforzaban el agarre sobre el cuerpo que nuevamente dormía ente ambos.

No dejarán que vuelva a pasar.
Y en caso de que alguien lo intentara... Ambos desatarían un infierno sobre el idiota que no supo dónde se metía.
Después de todo, ser un héroe preofecional tiene sus ventajas.

El secreto de la academia YueiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora