CAPÍTULO 37

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KAREN

Tenía que admitir que dormir en un hotel era mucho mejor que hacerlo en una habitación de hospital. Al principio, me había pasado una hora hablando con Sonia por teléfono, explicándole que estábamos bien y que Kyle aún seguía inconsciente pero al menos no estaba muerto. Ella se alegró y le pregunté acerca de James. Me dijo que todavía no despertaba pero que no iba a perder la esperanza. Antes de colgarle le prometí llamarla por si había alguna noticia nueva, ella me prometió lo mismo. Luego, estuvimos Laura y yo hablando un rato hasta que caí rendida ante el sueño. Y cuando me desperté ya eran las diez de la mañana. Había dormido toda la noche y me sentía descansada y con ganas de ver a Kyle.

Mientras me vestía pensaba en que ojalá cuando llegáramos, él estuviera despierto. Me encantaría verlo a los ojos y abrazarlo y besarlo y llevármelo a casa. De verdad que todo esto, volar hasta Estados Unidos, había sido una locura, pero no me arrepentía. Me terminé de vestir y junto a Laura caminamos hacia el hospital Johns Hopkins. Antes de subir a su habitación nos pasamos por la cafetería y nos compramos algo para almorzar. Me compré una napolitana de chocolate y la devoré por completo.

-Vaya hambre que tienes, chica.

-Estoy embarazada, suelo comer por dos.

-¿Quieres algo más?

Negué con la cabeza, lo único que quería ahora era ver a Kyle y estar con él. Así que nos montamos en el ascensor y subimos hasta la planta en la que se encontraba su habitación. Avanzamos por el pasillo y antes de entrar llamé a la puerta por si acaso había algún médico.

-Podéis entrar - le oímos decir a alguien y entramos.

Víctor, el médico, estaba sentado en la cama de Kyle mirando unos papeles y observando, a la vez, las máquinas. En silencio, Laura cerró la puerta y ambas nos plantamos en medio de la estancia. Nadie dijo nada durante unos largos segundos, y por un momento me temí lo peor. Que un médico estuviera tan serio en la cama de un paciente no me auguraba nada bueno. Abrí la boca para decirle si ocurría algo, justo cuando Víctor nos miró.

-¿Qué, os ha comido la lengua al gato?

-No, es que lo veíamos tan concentrado que no queríamos despistarle - habló Laura - ¿Cómo se encuentra?

-Yo bien y Kyle también, sus constantes son estables y parece que no hay ningún peligro.

-¿Y por qué no despierta? - pregunté.

Se encogió de hombros.

-No sé decirlo, supongo que hay que esperar, cada paciente necesita su tiempo de recuperación.

-Pero, ¿no está en coma, no?

-Lo sabremos cuando despierte, todavía no sé decir con exactitud si puede o no estar en un estado de coma. Los otros médicos opinan que sí.

-¿Y usted que opina?

-Que todavía es pronto para deducirlo, apenas han transcurrido dos días del incidente, lo lógico es esperar y no perder la esperanza.

Asentí con la cabeza un poco desilusionada de que todos los médicos dijeran que mi marido estaba en coma. No sabía como encajar eso. Sin embargo, claro que no iba a perder la esperanza, me quedaría aquí todo lo que hiciera falta hasta que Kyle se recuperara. Víctor nos dio ánimos y salió de la habitación para atender a otros de sus pacientes. Laura lo acompañó a la puerta y yo me quedé sentada a un lado de la cama, observando a Kyle. Todavía era pronto para deducirlo, así que yo no iba a creer que estuviera en coma.

-Vaya ánimos, ¿no?

-Sí - dije acariciándole el pelo a mi marido - tengo miedo, Laura.

-Karen... Kyle es fuerte seguro que en poco tiempo se recupera, dale tiempo.

Sobreviviendo a mi playboy © (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora