CAPÍTULO 43

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Unos días más tarde...

NIALL

Me encontraba sentado en la silla del comedor con un papel y un boli entre las manos, tachando lo que ya teníamos preparado para la boda. Básicamente, ya estaba todo listo, tan solo nos faltaban las invitaciones. Invitaciones que tenía sobre la mesa y me disponía a ir a entregarlas. Sin embargo, había un pequeño problema. No tenía ni idea de donde vivía Ryan. Tendría que preguntárselo a Karen, porque me hacía ilusión invitarlo a mi boda, fue él quien me ayudó cuando estaba muy mal con lo de mi suegro, además tampoco haría daño invitar a otra persona más. Claro que también tendría que invitar a su novia. En fin...

Lucía no iba a venir conmigo, no sé encontraba bien y tampoco quería insistirla en ir conmigo, tan solo era entregarlas. Así que cuando ya lo tuve todo preparado, cogí lo que necesitaba y me fui a casa de Karen y de Kyle. De camino mi mente me traicionó y me puse a pensar en todo un poco. Mi padre aun se empeñaba en cuidarse, eso me hacia muy feliz, esperaba que al menos se le alargara un poco los años de vida. Lucía y mi suegro no se hablaban, cosa que me ponía muy incómodo cuando Henry me llamaba para saber como estaba ella. Lucía tenía días buenos y días malos, con lo que pasó, lo del bebé... era normal así que yo la apoyaba en todo lo que podía y creía necesitar. Y yo... yo estaba en medio de todo, otra vez. Y cruzaba los dedos para que se arreglase, cuanto antes mejor.

Tan solo quedaban semanas para la boda, y aunque ya estuviera todo organizado, estaba ansioso por saber como iría todo. Esperaba que fuera bien, al menos una cosa nos tendría que salir bien. Cuando llegué a casa de la pareja nadie me abrió. Esperé durante unos minutos por si acaso estaban haciendo algo, pero nada. Aquí no había nadie. Decidí venir luego y dejarlos para el final. Igual tenían algo importante que hacer e iban a tardar en volver a casa. Mi siguiente parada era Sonia y James, me alegré mucho al oír que James había despertado y aunque no pude ir a verle le iba llamando todos los días. Hoy era un día idóneo para ir a ver como estaba. Llamé al timbre y esperé unos segundos. Como éstos tampoco estuviesen... pero no fue así y una radiante Sonia me abrió la puerta.

-¡Niall! Que gusto verte. Pasa.

Se lo agradecí y entré en su casa. Pasé al salón y James estaba sentado en el sofá viendo la televisión. En cuanto me vio, la apagó y se giró un poco para encararme.

-Niall chaval, ¿Cómo estás?

-Bien, bien. ¿Y tú? Vaya susto nos diste con lo del coma - le dije sentándome a su lado y dejando las invitaciones en la mesa.

-Ya, lo que más me dolió fue dejar a Sonia tan mal - ambos se miraron - y claro, a vosotros os he echado mucho de menos. ¿Cómo te va? ¿La boda bien?

-Justo que hablas de eso había venido, además de para veros, para invitaros a mi boda - busqué las invitaciones y se las di a ambos - es el trece de febrero.

-Eso ya está ahí. Me alegro de que todo os esté saliendo bien.

Sonreí y me mordí la lengua para no tener que decirles lo que realmente pasaba. Ya tenían suficiente con lo suyo, no quería que se preocupasen por mí.

-¿Cómo has estado estos días? - le pregunté a James.

-Normal, como antes del coma. Pero Sonia se preocupa mucho, quizá demasiado.

-Me preocupo porque te amo. Además, no quiero volver a verte postrado en una cama con un centenar de cables conectados a tu cuerpo.

-Lo sé mi amor. Ya hemos salido de eso, no te preocupes más.

No volvimos a tocar el tema y me antes de seguir con el reparto de invitaciones, James me invitó a unas cervezas y me dijo que no tuviera tanta prisa por irme. Yo no era mucho de beber ese tipo de bebida pero ya que estábamos... un día era un día y con todo lo que ocurría, si decía que no es que era gilipollas.

Sobreviviendo a mi playboy © (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora