PRÓLOGO

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KYLE

Había pasado una semana desde que Karen tuvo el accidente y desde que descubrimos que íbamos a ser padres. Durante los siete días, mi cabeza no había parado de darle vueltas a ese tema. ¿Cómo íbamos a apayarnos ella y yo solos con un bebé en camino? Estaba claro que iba a ser muy díficil teniendo en cuenta todos los problemas que teníamos a nuestro alrededor. Karen estaba en paro, no tenía trabajo, aunque dado su estado tampoco quería que trabajase. Mi empresa, la que heredé de mi difunto padre, estaba cayendo a la ruina y había muchas posibilidades de que pronto decidiese cerrarla. Todo era muy estresante y necesitaba urdir un plan, cualquiera que fuese, para salir a flote, y más aun que iba a ser padre.

Dejando ese tema de lado, mi mujer y yo no le habíamos dicho a nadie la noticia. Queríamos estar un poco más informados al respecto y cerciorarnos de que todo estaba bien antes de confesarselo a alguien. Así que de aquí a dos semanas ya había apuntado a Karen al ginecólogo. Y creíamos que nosotros solos podríamos pero cuando a mi mujer le dieron las primeras arcadas y los malestares en todo el cuerpo, decidimos que sería hora de divulgar la noticia. Necesitábamos ayuda, yo trabaja en casa basicamente todo el día y no quería dejar a Karen desatendida, así que era mucho mejor que alguna de sus amigas o su hermano y su esposa vinieran de vez en cuando a casa y estuvieran con ella, aunque solo fuera un par de horas. Éramos primerizos, estaba claro que algo saldría mal.

Así que al día siguiente, el viernes por la tarde les llamamos a todos para que nos reunieramos en mi casa para darles la gran noticia. Estaba ansioso por ver las reacciones de los demás, lo primero de todo es que esperaba que se lo tomasen bien y nos apoyaran. A la hora acordada ya estaba en la puerta esperando a que viniesen. Mi cuñado y su familia fueron los primeros.

-¡Tío Kyle! - gritó West en cuanto abrí la puerta y se abalanzó sobre mí.

Le cogí y lo elevé por los aires ganandome malas miradas de parte de sus padres. Le bajé con una sonrisa traviesa y les dije que pasaran al salón. Ahí ya estaba Karen para darles la bienvenida. Los segundos en presentarse fueron Niall y Lucía, ambos con una sonrisa en sus rostros.

-Pasad, Karen está en el salón.

Me hicieron caso y al poco tiempo llegó James con Sonia. Cerré la puerta al ver que ya estabamos todos. Volví al salón y me senté junto a mi mujer. Ryan me había dicho esta mañana que no podía asistir, no me dijo el porque pero intuí que debía de ser algo que había ocurrido con su novia. No le di más vueltas, ya se lo contaría otro día.

-¿Queréis algo para beber?

Cody y James me pidieron una cerveza. West y las chicas agua y Niall fanta de limón. Hice varios viajes y cuando les di la bebida, miré a Karen. Era hora de decírselo. Me levanté y tosí un par de veces para que me escucharan. Y nervioso empecé a hablar.

-Mi mujer y yo queríamos reuniros a todos aquí para deciros algo muy importante... que nos afecta a los dos.

-¡No jodas que os vais a divorciar! - gritó, de repente, Cody levantándose del sofá.

-¿Qué? ¡No! - dije apartándome de él antes de que me pegara un puñetazo.

Mi cuñado vaciló un momento pero se volvió a sentar.

-¿A qué lo adivino? Has vuelto a engañar a Karen - dijo esta vez James.

Rodé los ojos. ¿Por qué tenía tan mala fama?

-No, y no la engañé. Nunca me acosté con Laura, además ese ya es un tema pasado y no quiero urgar más en el tema.

-¡Joder, pues di ya lo que os pasa! - gritó Niall, cruzandose de brazos.

-¡Qué voy!

Todo se quedó en silencio y tragué saliva. Hice que Karen se levantara y le cogí la mano. Y lo solté.

-Karen y yo vamos a ser padres.

Sobreviviendo a mi playboy © (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora