CAPÍTULO 12

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KAREN

No me gustaba para nada el aspecto que tenía. Me había levantado pronto, antes que Kyle o Sonia, y me estaba mirando en el espejo. De perfil me sentía como un globo, que iba llenándose poco a poco. Llevaba dos meses y  aunque tampoco se me notaba mucho, mi barriga ya iba teniendo un aspecto que no era normal. Yo estaba delgada, prácticamente mi tripa era como una tabla de planchar, entonces al pasar los meses ya se iba hinchando.

Suspiré y dejé de verme en el espejo. Recogí un poco la habitación mientras esperaba que Kyle se despertara. Aun estando embarazada seguía limpiándole la maldita casa. Bueno, en este caso era nuestra pero el significado era el mismo. Me agaché para recoger la ropa sucia del suelo cuando un leve dolor apareció justo en mi vientre. Me ergí poco a poco y me senté un momento en la cama. Respiré hondo un par de veces y me calmé. El médico me dijo que cuando me pasaran este tipo de cosas me sentara y respirara, no tenía porque ponerme nerviosa ni nada de eso. Pero últimamente los dolores eran muy fuertes e incluso perdía el equilibrio y me mareaba. Por lo menos, hoy no empezábamos con dolores fuertes.

Cuando se me hubo pasado volví con lo que estaba haciendo. Cogí el cesto con la ropa y me fui abajo, la dejé sobre la lavadora y me preparé el desayuno. Todavía era demasiado pronto para despertar a Kyle y a Sonia, así que los dejé dormir mientras yo me comía mis tostadas y me bebía el zumo. Era raro como en pocas semanas me había adaptado a mi nueva "dieta". Eso de no comer de todo al principio me pasaba factura, estaba hambrienta todo el tiempo pero ya eran dos meses, mi estómago ya se estaba acostumbrando.

Sobre las ocho y cuarto empecé a hacer las tareas y aunque no podía moverme mucho (órdenes del médico) casi todo lo hacía sentada. Me puse enfrente de la lavadora e iba metiendo la ropa dentro. Luego, me puse un taburete alto enfrente del fregadero y limpiaba la vajilla usada del día anterior.  Lo que era fregar los suelos y limpiar el polvo se lo dejaba a mi marido, porque yo no podía permanecer mucho tiempo de pie sin que me doliera. Ya a las diez menos cuarto de la mañana, Kyle se despertó y me descubrió escribiendo la lista de la compra en la cocina. Se acrcó a mí y me dio un beso en la frente. Terminé con la lista y mientras él se hacia el desayuno, yo le miraba.

-¿Qué miras? - me preguntó de espaldas a mi - ¿Qué? ¿Buenas vistas?

-Imbécil. No te estoy mirando el culo por si lo piensas. Solo te observaba.

Entonces se giró y en dos pasos estuvo enfrente de mí y me besó, pero esta vez en los labios. Permanecimos así unos minutos. Me encantaba la sensación que sentía cuando hacíamos estas cosas. Sentía como una corriente eléctrica que viajaba por todo mi cuerpo y que descansaba en la parte más sensible de mi ser; mi corazón. Todo con él era mágico... hasta que alguien nos interrumpió.

-Siento interrumpir esto - dijo Sonia entrando en la cocina - pero estoy hambrienta.
Se acercó a mí y me abrazó, luego hizo lo mismo con Kyle y se fue a la nevera a buscar algo para comer.

-No te preocupes, luego seguiremos con el momento de pasión que acabámos de tener - dijo Kyle guiñándome un ojo.

Me puse un poco colorada pero no le hice caso. Luego, estuvimos sentados en la mesa mientras los dos desayunaban tranquilamente.

-Cariño, hoy no te voy a poder acompañar a la tienda para comprar cosas del bebé. Empiezo a las tres de la tarde con una reunión por Skype con unos trabajadores de la empresa que viven en Estados Unidos y no sé cuanto se alargará.

-Ah tranquilo, Sonia me acompañará, ¿no?

-Claro, y luego pasaremos por el hospital para ver a James.

-Genial, luego me contáis como está y si ha mejorado.

Asentí con la cabeza mientras pensaba en James. No quería preocupar a Sonia pero cada día, aunque ella no lo viera, estaba peor. Ya se cumplían dos meses desde que entró en coma. En tanto tiempo muy pocas personas despiertan de algo así. Por las noches, los médicos me dijeron que James le costaba mucho respirar y que le habían puesto otra máquina para ayudarlo. Los hematomas se le veían peor cada día, pero queríamos ser positivas, y pensar que algún día, él despertaría.

Sobreviviendo a mi playboy © (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora