CAPÍTULO 24

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KYLE

Me dolía mucho el corazón ahora mismo. Mientras despegaba el avión mi mente se desconectó por completo y tan solo podía pensar en ella. Sabía que iban a ser unos meses muy malos pero solo llevábamos diez minutos separados y ya sentía que me habían arrancado algo dentro de mí. Maldito y estúpido trabajo. 

El viaje se me largo... en comparación con el otro que hice, estuve todo el tiempo pensando en Karen y en el bebé. No me gustaría que les pasara algo en mi ausencia. No me lo perdonaría. Quise llamarla para saber si estaba bien pero me contuve, no quería ser un pesado y estar pendiente de ella las veinticuatro horas del día. No sería bueno para los dos. 

Al bajar del avión los recuerdos me asaltaron y la imagen de Laura me vino a la cabeza. Tuve que reunir todo el valor para no coger otro avión que me llevara hasta casa. Esperaba no encontrarme a esa chica aquí, porque si así fuera esta vez Karen si que me mataría... 

Suspiré y fui a recoger las maletas a la cinta transportadora. Rebusqué en mi bolsillo y cogí el móvil, lo desbloqueé y esperé tener algún mensaje de Karen, pero nada. Lo guardé y cogí mis cosas. Me dirigí fuera del aeropuerto y llamé a un taxi que me llevara hasta el hotel que había reservado. Estar de vuelta en el lugar donde tantas desgracias había traído a mi relación con mi mujer no era tan divertido como me lo imaginaba. Para nada. 

Sin embargo, también recordaba los buenos momentos. Recordaba a Ryan y a las tonterías que hicimos cuando estuvimos aquí. No me lo había pasado tan bien desde hacía años. Y esperaba tener muchos momentos buenos con mi familia. Le pagué al taxista, recogí mis cosas y entré al hotel. El recibidor era bastante espacioso y eso me gustaba. Cuando viajaba por trabajo años atrás siempre terminaba durmiendo en una habitación minúscula y juré que si volvía a viajar por algo del trabajo no volvería a hospedarme en esos hoteles. 

-¿Tiene reserva? - me preguntó la chica que estaba atendiendo recepción.

Asentí con la cabeza y le dije mi nombre. Ella tecleó algo en el ordenador y segundos después, me dio una llave y me pidió que firmara unos papeles. Le di las gracias y me fui a la habitación para dejar mis cosas y asearme un poco hasta la reunión que tenía con mis compañeros de la empresa. La verdad es que no tenía pensado quedarme los tres meses que le había dicho a Karen que me quedaría. En cuanto solucionase el problema, recogería mis cosas y me iría de aquí en el primer vuelo directo a España. 

Deshice la maleta rápidamente y guardé toda mi ropa en los cajones y en el armario. Me fui a la ducha y me relajé un poco de todo el estrés que se me venía encima. Iban a ser unas semanas bastante  jodidas y lo peor era que no tenía a mi esposa aquí. Suspiré y salí de la ducha. Cogí una toalla y me la anudé en el torso. Enfrente del espejo me sequé y me hice el pelo. Luego, me vestí y revisé por última vez el móvil. En él había un mensaje. Pero no era de Karen, era de uno de los trabajadores de la empresa quien me especificaba la hora de la reunión. Bloqueé el teléfono, lo guardé en el bolsillo del pantalón, recogí mis cosas y me fui a mi empresa con la imagen de mi esposa en la cabeza.

DEREK

Me llevé la mano derecha a la boca para morderme las uñas mientras escuchaba a Laura contarme su plan. Era completamente de locos lo que ella se disponía a hacer. Quería matar a un bebé inocente que ni siquiera había nacido todavía. 

-Lo que podemos hacer es buscar en internet sustancias que sean perjudiciales para un bebé y dárselas a Karen. Y en poco tiempo adiós estúpido niño, entonces la pareja estará tan triste que ni siquiera se aguantarán el uno al otro. Y ahí estaremos nosotros para consolarlos. ¿Qué te parece?

-Me parece que estás loca. ¿Cómo vamos a hacer eso? 

-Haciéndolo Derek, ¿Qué pasa? ¿Tú no quieres recuperar a Karen?

Sobreviviendo a mi playboy © (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora