KYLE
-¿Qué mierda se le compra a un niño de cinco años?
-Seis - me corrigió Karen.
Rodé los ojos y seguimos inspeccionando los miles de juguetes que había en esta tienda. Era por lo menos la quinta que visitábamos y aún no habíamos elegido nada de nada, porque para Karen ningún regalo era el "ideal". Ya cansado yo solo la seguía, resoplando y mirando sin ningún interés lo que ella miraba.
-Podríamos comprarle unos cuentos para que los empiece a leer. O unos lego. O...
-Karen que tiene seis años, ¿crees que quiere para su cumpleaños unos cuentos o piezas lego?
-Venga, ¿tú qué le regalarías?
-Cuando yo era pequeño me encantaba que me comprasen juguetes de acción, como superheroes y cosas así, me inventaba mis propias batallas y me pasaba horas en mi habitación. Era una pasada - dije pensando en aquellos tiempos.
Cuando miré a Karen, ésta me miraba con las cejas levantadas y con los brazos en jarra, apoyando sus manos en su cintura. Me encogí de hombros y seguimos mirando, se veía que no le quería comprar eso a West.
-¿Y si le compramos ropa?
-No seas tan cutre cariño - dije - seguro que encontramos algo que le encantará, confía en mí.
Sin embargo, una maldita hora más tarde seguíamos con las mismas. Y nos rendimos. Fuimos a parar a una heladería del centro comercial, estaba muy cansado de mirar y remirar tiendas de juguetes. Me acerqué a la barra y le pedí a la camarera dos helados de chocolate, se los pagué y volví a nuestra mesa. Antes de llegar observé a mi mujer ligeramente encorvada en la silla mientras miraba su móvil. Y sonreí. Ya se le notaba un poco y estaba ansioso porque llegara el día en que mi hijo naciera. Me senté enfrente de ella y le cogí el móvil.
-¡Eh! - se quejó.
-¿Estás conmigo o con... tu hermano?
-Estaba diciéndole que aún no habíamos encontrado un regalo para West y que me dijera que le gustaba. Dámelo.
Se lo devolví pero antes le robé un beso en los labios. Hizo un puchero y volvió a lo que estaba haciendo antes. Negué con la cabeza mientras sonreía. Cuando se ponía así era irresistible y me daban ganas de besarla por todas partes y hacerle...
-Aquí están sus helados - la camarera interrumpió mis pensamientos y apreté los dientes.
-Gracias - dije y se fue.
Karen dejó de lado el móvil cuando vio que los helados ya estaba en la mesa. Se le iluminó la cara y empezó a comérselo. No tardó ni un minuto en terminárselo y me quedé alucinado por la manera tan rápida en la que se lo había comido.
-¿Todo bien? - le pregunté.
Ella asintió con la cabeza limpiándose las comisuras de los labios con una servilleta. Cuando se ponía en modo "voy a comermelo todo sin respirar" me daba miedo, ya no era la misma Karen de la que me había enamorado y si no tenía lo que quería comer en ese mismo momento... ya podías correr.
-¿Quieres otro?
-No.
-¿No? - pregunté alucinado. Esto si que era raro.
-No quiero que te vuelvas a burlar de mí por comer tanto. Porque aquello de Karen la gorda Hamilton, no me gusta nada.
-Dime que no te vas a enfadar, cariño.
-Hoy no. Hoy estoy de buen humor.
Suspiré. Menos mal. Por lo menos podía disfrutar de un día de paz y tranquilidad... y el maldito móvil empezó a sonarme. Resoplé pesadamente y miré quien coño me llamaba. Los ojos se me abrieron de par en par y colgué la llamada. No podía ser. Había disfrutado dos meses sin una llamada suya... no podían empezar ahora.
-¿Quién era?
-Nadie, se habrán equivocado...
Sin embargo, mi teléfono volvió a sonar. Lo dejé encima de la mesa, no pensaba descolgar la llamada, ni pensarlo...
-¿Lo piensas coger? - me preguntó Karen ansiosa.
Negué con la cabeza, estaría loco si...
-Pues ya lo hago yo.
Y sin más, cogió mi móvil y descolgó la llamada.
-¿Diga? Ah sí, lo tengo delante. Te lo paso - Karen me dio el móvil - tus tías.
Maldita hija de... la asesiné con la mirada y ella solo se rió. Cogí el móvil y tragué saliva. Menudo marrón en el que me acababa de meter.
-¿Sí?
-¡Kyle! Somos tus tías. Felicidades cariño nos enteramos de que vas a ser padre. ¿Cómo lo llevas? ¿Todo bien? ¿Y tu mujer? ¿Habéis pensado nombres para el bebé?
-Todo va bien, gracias por preguntar. Mi mujer lo lleva bastante bien y todavía no hemos pensado en nombres para el bebé. ¿Y vosotras qué...?
-Nos alegramos de que vaya todo bien, cielo. Tu madre estará encantada de ser abuela, ya nos lo dijo. Y con los nombres no hay prisa cariño pero tenéis que andar comprando cositas ya para el crío, que luego os pillará el toro - y se rieron y a mí me entraron ganas de vomitar.
-Bueno sí, ya lo iremos viendo todo...
-Queríamos ir a visitaros y ver que tal os va.
-Uff, ahora nos viene muy mal tías. Yo dentro de unos días me voy y Karen quiere descansar, mejor ya lo veremos.
-Como quieras, cielo. Esperamos que vaya todo bien y ya nos dices cuando podemos ir...
-Sí, sí, yo os lo digo. Adiós, adiós.
No esperé a que me dijeran nada y colgué. Dejé el móvil en la mesa y me masajeé las sienes, menudo dolor de cabeza que se me había puesto.
-¿Qué querían? - preguntó Karen con la boca llena.
-¿Qué iban a querer...? ¿Estás comiendote mi helado?
-Estabas hablando y no te lo ibas a comer - se encogió de hombros.
Suspiré y le sonreí. Dejé que se lo comiera sin hacerle ningún comentario, aunque me muriese de ganas. Había descubierto que era ese mi pasatiempo favorito; burlarme de mi mujer. Podría sonar mal pero ella sabía que todo lo que decía era con cariño.
Paseamos un poco por dentro del centro comercial. Entramos a tiendas y Karen se probó algunas prendas premamá.
-¿Qué te parece esta? - me preguntó saliendo del vestuario y enseñándome lo que se había probado.
Simplemente era una camisa de color violeta que se ajustaba a su tripa, algo muy sencillo pero demasiado sexy cuando lo llevaba ella. Me acerqué por detrás y la envolví entre mis brazos. Puse las manos sobre su tripa y la besé en la cabeza. Ella se dejó caer contra mi espalda y sonrió. Podíamos vernos en el espejo del vestuario y esa imagen de nosotros quise retenerla lo más que pude en mi mente.
-Estás tremendamente sexy, cariño - le susurré en el oído.
Sentí como ella se estremecía y se ruborizó. Bajé un poco la cabeza y la besé en el cuello y estuve a punto de cerrar la cortina y hacerselo ahí mismo, si no fuera porque pasaba mucha gente continuamente. Me apartó un poco y se encerró en el vestuario mientras yo me reía. Pasé unos largos quince minutos caminando de un lado para otro, esperando a que saliese. ¿Cuando se tardaba una mujer en cambiarse de ropa? Bueno, vale, estaba embarazada pero era exagerado que tardase tanto. Así que me acerqué al vestuario y abrí la cortina y lo que vi...
Tuve que coger el móvil y sacarle una foto, esto lo vería mi hijo algún día. Mi mujer se había dormido en el vestuario medio desnuda. Cerré la cortina cuando entré y con cuidado de no despertarla de golpe le puse como pude la camisa y los zapatos que era lo que le faltaba por vestirse. Le acaricié el cabello y la cara para que se despertarse. Aún no entendía como se había podido dormir.
-Karen - le dije suavemente.
-¿Mmm?
-Despierta, te has quedado dormida en el vestuario.
Abrió los ojos despacio, me miró durante un largo rato y bostezó.
-¿Nos vamos? - me dijo levantándose - estoy cansada.
-¿Y el regalo de West?
Se encogió de hombros y nos dirigimos fuera de la tienda. Caminamos en silencio, pensando que le compraríamos a nuestro sobrino mientras bajábamos a la primera planta. Todo lo que pensaba a mi mujer no le gustaba y viceversa. Estaba a punto de rendirme cuando en la puerta del centro comercial había una caja muy desgastada en un rincón. Karen se dio cuenta de lo que estaba mirando y fuimos a ver que era.
-Kyle... ¿podemos cogerlo?
Lo que me faltaba.
RYAN
Después de la conversación que tuve con Niall me di cuenta de que no podía pasar más tiempo alejado de Michaela. Tenía que acabar con esto. Poner los huevos sobre la mesa y dejarnos de gilipolleces. Así que la llamé y le dije que viniera esta noche a mi casa a cenar, que ya lo había pensado y que teníamos que hablar. Estaba dispuesto a perdonarla, a dejarlo todo a un lado y a seguir con nuestras vidas, solo si ella confiaba en mí. No podía negarlo, era el amor de mi vida. Y después de todo lo que había pasado, solo quería estar con ella, la echaba de menos. Pero necesitaba explicaciones...
ESTÁS LEYENDO
Sobreviviendo a mi playboy © (3)
Teen Fiction~Trilogía ECS~ 1# Empleada de un playboy 2# Conviviendo con mi playboy 3# Sobreviviendo a mi playboy (...) La vida de nuestros personajes favoritos sigue siendo un caos y más cuando ambos descubren que van a ser padres...