CAPÍTULO 50

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KAREN

Me llevaba constantemente las manos a la tripa mientras hacía muecas de dolor. No sabía lo que me estaba ocurriendo pero era como si el bebé empezase a pegarme patadas cada vez más fuertes. Respiraba hondo para ver si me calmaba pero nada, seguía igual. Laura ya se había ido, y mi suegra seguía echada en el sofá, dormida. No sabía por cuanto tiempo podría seguir así, aguantando el dolor. Kyle empezaba a preocuparse y caminaba de un lado a otro del salón, llevándose las manos a la cabeza y repitiendo una y otra vez que tenía que respirar, que todo saldría bien y que no sería nada. Ya me estaba empezando a cabrear por tantas cosas inútiles que me decía. 

-Kyle, ¿por qué no piensas un poco? Tal vez - gruñí por la patada que Álex me dio en ese momento - tal vez ya sea hora.

-¿Hora de qué?

-De dormir no te jode - le dije ya cansada de estos dolores - ¿de qué va a ser? El parto.

-¡¿Cómo?! No, no, no. Aun te queda una semana...

-¿Y el bebé no puede nacer a los ocho meses y cuatro semanas? ¿Tiene que hacerlo justamente a los nueve meses? Por dios Kyle, vayámonos al hospital. Por favor, no puedo más - le rogué.

-Vale, vale. Pero antes tengo que avisar a mi madre...

Kyle se acercó a mi suegra e intentó despertarla, pero fue en vano, Anaís ni siquiera se movió. Yo me empecé a poner nerviosa. Éramos primerizos en esto y no queríamos hacer esto solos... necesitábamos a mi suegra. Los dolores eran cada vez más fuertes y seguidos, quedaba poco para que Álex viniese al mundo. Como pude me levanté del sofá y me acerqué a Kyle.

-Kyle... - le dije sosteniéndome la barriga con ambas manos - no puedo más. 

-Mi madre no se despierta, joder... 

Nervioso y alterado se paseó por el salón sin saber que hacer. Y yo estaba muerta de miedo. ¿Qué pasaría si no llegáramos  a tiempo al hospital? No podría imaginarme perder a mi bebé. Y tal vez, fue ese pensamiento que se cruzó por mi mente que me hizo sacar fuerzas de donde fuese. 

-Vámonos Kyle. No podemos esperar más a que se despierte, tenemos que irnos al hospital - le cogí la mano y le sonreí. Si él estuviese conmigo, todo saldría bien. 

-Ves yendo al coche - me dijo dándome las llaves - siéntate, ahora iré yo. 

-¿Qué vas a hacer? 

-Escribirle una nota a mi madre para que cuando se despierte vaya al hospital.

Asentí con la cabeza y me fui directa al coche mientras Kyle escribía la nota. Abrí el coche y como pude me metí en el asiento del copiloto. Y entonces, me vino una contracción. Me aferré al asiento y cerré los ojos. Recordé las clases pre parto, así que controlé mi respiración e intenté relajarme. Tenía que pensar en cosas positivas. Sonreí al pensar en la carita de mi bebé cuando lo tuviese. En las ganas de abrazarlo y tenerlo encima de mí, dormidito. En la sonrisa de Kyle al verlo por primera vez y sonreí por toda la vida que nos esperaba juntos, llena de problemas, discusiones pero mucho amor. 

Cuando me quise dar cuenta, había podido relajarme y el dolor se fue aflojando. Suspiré de alivio y, entonces Kyle entró al coche.

-He dejado la maleta con todas las cosas en el maletero y le he dejado a mi madre la nota, es que, ¿cómo puede dormirse en este momento?

-Kyle...

-¿Qué?

-¡Que arranques el coche de una maldita vez!

-Voy, voy.

Kyle arrancó y nos fuimos hacia el hospital. Sin embargo, por el camino los dolores volvieron, esta vez más fuertes que antes. Gritaba y pateaba el asiento con ganas de arrancarlo de su sitio. Me mordía el labio con fuerza hasta que notaba que me hacía sangre y de mientras Kyle no paraba de comerme la cabeza con que me tranquilizase y que respirase. En una de las veces que dijo eso le miré como si yo fuese un animal salvaje y él mi presa. Sino fuese por lo dolores, ya me habría abalanzado sobre él. 

Sobreviviendo a mi playboy © (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora