KYLE
Me veía en el espejo y no creía lo que veía. Había pasado dos días inconsciente y parecía que había hecho mella en mi cara. Tenía unas profundas ojeras marcadas bajo mis ojos, los labios medio agrietados medio blanquecinos y los pómulos algo más delgados. Además de que mi cara parecía la de un muerto, mi piel estaba demasiado pálida. Apoyé las manos en el lavabo y me dejé caer un poco. Tenía un recuerdo vago de lo que había sucedido aquella noche. Me acordaba del accidente incluso del taxista, sin embargo, luego de que chocáramos con ese coche, todo lo demás era un espacio en blanco. Cuando Karen y Laura se habían ido de la habitación para que me pudiera cambiar, me había quedado unos segundos intentando recordar algo de lo que había sucedido en esos dos días. Lo único que me era un poco familiar eran las voces de mi mujer, de Laura y del médico. Intentaba reconstruir alguna conversación que había escuchado mientras estuve inconsciente, pero nada. De momento me costaba mucho recordar algo nítidamente.
Vacilé un poco cuando abrí la puerta del baño para salir. Y por un instante, mi cuerpo no se movió por mucho que quisiera ir con Karen, quien me miraba con el ceño fruncido. Vino hacía mí todo lo rápido que pudo.
-Kyle, ¿todo va bien? No me asustes.
Conseguí dar unos pasos para sentarme en una de las sillas del pasillo.
-Has estado mucho rato ahí dentro, ¿ha pasado algo?
Me llevé las manos a la cabeza y me rasqué la nuca. Me sentía muy fatigado...
-Kyle...
Me giré para ver a Karen y entonces, todo empezó a verse borroso y a dar vueltas. Le cogí la mano y se la apreté mientras cerraba los ojos con fuerza. En ese momento no me gustaría para nada desmayarme. Pero se pasó rápidamente y pude respirar aliviado. No me gustaba sentirme de esa manera. Karen me tocó la frente varias veces y me besó, hizo que la mirara y asentí con la cabeza, tratando de decirle que estaba bien.
-No me convence tu estado para coger un avión e irnos a España, ¿sabes? Te veo muy mal.
-Tonterías... estoy bien, mi amor. Vayámonos, no me gustan los hospitales - dije con la intención de levantarme pero Karen me cogió las manos y me obligó a sentarme.
-Creo que voy a llamar al médico.
-No hace falta, estoy bien, solo ha sido un mareo de nada.
-Ya pero...
-Vámonos a casa - le supliqué.
Karen suspiró pero terminó asintiendo con la cabeza. Me ayudó a levantarme y nos dirigimos hacia la planta principal a la recepción para que me dieran el alta. Antes de meterme en el baño Karen me había dicho que Laura había encontrado tres billetes de avión para esta tarde, así que esta noche podré dormir en mi cama, con mi mujer y mi hijo... solo de pensarlo me flaqueaban las piernas y aunque hubiera estado durmiendo durante dos días, notaba como mi cuerpo estaba muy cansado y mi cabeza me palpitaba. Necesitaba descansar. Llegamos a la primera planta, nos acercamos a la recepción y pedimos el alta a la chica que estaba atendiéndonos. Durante unos minutos estuvo informándome sobre que debía de hacer en los próximos días, como por ejemplo descansar, no hacer muchos esfuerzos y salir de vez en cuando a caminar. Finalmente, me dijo que si de repente me sentía muy mareado volviera para que me hicieran una revisión, pero por lo demás estaba bien así que no me preocupaba. En cuanto tuvimos el alta salimos del hospital a paso apresurado.
Desde pequeño odié los hospitales y muchas veces cuando entraba a uno me mareaba e incluso llegaba a desmayarme. Era una mierda sentirse así. Encontramos a Laura sentada en un banco del jardín del hospital, nos fuimos directos hacía ella y me senté a su lado.
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Sobreviviendo a mi playboy © (3)
Teen Fiction~Trilogía ECS~ 1# Empleada de un playboy 2# Conviviendo con mi playboy 3# Sobreviviendo a mi playboy (...) La vida de nuestros personajes favoritos sigue siendo un caos y más cuando ambos descubren que van a ser padres...