CAPÍTULO 21

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KAREN

La confesión de mi hermano todavía pululaba por mi mente cuando Kyle, Sonia y yo estábamos desayunando. No había parado de pensar en eso desde que nos fuimos de su casa ayer por la tarde. West era adoptado. Y no era que me entristeciera la idea de que no era un hijo natural de Cody, sino que me sorprendía lo valientes que María y él fueron como para adoptar a un niño cuando ni siquiera estaban en su país. Y me miraba a mí y no podía evitar pensar en el día del nacimiento del bebé. ¿Qué pasaría entonces? Era obvio que iba a dolerme pero no sabía hasta que punto, y eso me aterrorizaba. ¿Y después? No podía evitar pensar en si Kyle y yo sabríamos cuidar del bebé. No sabíamos nada de eso y no quería perjudicar a mi hijo por nada del mundo. Lo bueno era que teníamos a Anaís, la madre de Kyle y a mi hermano por si pasara algo. Eso me calmaba un poco...

-Ya está otra vez - le dijo Kyle a Sonia.

-Déjala, solo está pensando en sus cosas.

-No, está pensando en el bebé. Y me jode que esté siempre dándole vueltas a ese tema.

-¿Por qué?

-Porque ya me estoy preocupando yo mucho por el tema y no quiero que ella, en su estado, se coma la cabeza.

Parpadeé dos veces y enfoqué la mirada en Kyle y Sonia. Estaban hablando de mí como si yo no estuviera con ellos, les fulminé con la mirada y hundí la cuchara en el tazón de cereales de avena que me había preparado.

-No estoy enferma Kyle y el "estado" del que tú hablas no me impide pensar en mi bebé.

-Tienes un embarazo de riesgo.

Le miré a los ojos.

-¿Y?

-Que no es bueno para el bebé tus preocupaciones.

Resoplé.

-El bebé está perfectamente.

-Eso no lo sabes...

-Kyle no quiero discutir. Me duele todo el cuerpo y cada vez tengo menos paciencia. Así que si sabes lo que te conviene, cierra la boca.

Me terminé los cereales y me levanté de la silla. No quería empezar de buena mañana discutiendo y menos con él. Hoy era sábado, y solo quedaban dos días hasta que se fuera y quería aprovecharlos. Me puse a lavar el los cubiertos y los dejé a un lado par que se secasen. Luego, cogí el móvil y me fui al salón a sentarme en el sofá. Me dolía mucho la espalda, los pies y la cabeza, mi humor cambiaba constantemente y todas las mañanas, justo cuando me despertaba me invadían unas náuseas... que había veces que ni siquiera podía llegar al baño para vomitar. Así que últimamente, a mi lado no se podía estar. Y cada vez que alguien me hablaba sobre algo de lo que no quería saber nada... terminaba gritándoles que se fueran a comerle la cabeza a otro y a mí que me dejasen en paz. Solo estaba de tres meses y ya deseaba que me sacasen al bebé.

Encendí la televisión y empecé a cambiar de canal hasta ver alguno que me gustase, aunque a estas horas poco daban en la tele que no fueran las noticias. Así que las dejé puestas y me eché para atrás. Suspiré cuando noté que el dolor de espalda se aliviaba un poco. Pocos minutos después, Kyle se sentó conmigo en el sofá. Me pasó un brazo por la espalda y con la mano izquierda acarició mi vientre que empezaba a abultarse.

-Yo tampoco quiero discutir contigo, cariño. Pero entiende que me preocupe, por los dos. No quiero que el bebé sufra por nada.

Me giré un poco para verlo mejor.

-Kyle... estoy con un humor de perros, me duele todo el cuerpo y ahora mismo no quiero escuchar nada de "no te preocupes tanto". Solo tengo un poco de miedo de que cuando nazca no lo sepa hacer bien. Es nuestro primer hijo y no le quiero hacer daño.

Sobreviviendo a mi playboy © (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora