Cap 45: Un té con sabor a sangre

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La visita de la Bruja de las Ondas tenía a todos en Mármol Real sumidos en una desagradable alerta. Las personas que habitaban en los diferentes castillos, fortalezas y mansiones se hallaban poseídos por un constante terror que se originó gracias a la retorcida y brillante mañana que era terriblemente pavorosa. Además de eso, una inquietante incertidumbre e intriga se generó en las mentes de todos en Mármol Real al desconocer los motivos que llevaron a Hanajima Saki aparecer de repente en primer lugar.

En medio de la desesperación y el miedo, muchas dudas surgían de la nada referente a la mujer de negro que ahora yacía tomando té tranquilamente en uno de los jardines de Salazen Kou.

Una de las personas que estaba más alarmada por ese hecho era el Oficial Tamaki Amajiki, que se encuentra ahora haciéndole compañía a su alfa, Mirio Togata, después de que este tuviera un enfrentamiento con la misma Bruja.

Luego de que Mirio fue llevado a escondidas al hospital de Mármol Real, mejoró significativamente gracias a la magia de sanación combinada con el poder de las pócimas curativas.

Sin embargo, ni siquiera la magia de sanación pudo curar todas sus heridas por completo, la magia de una Bruja como Hanajima Saki no iba a ser fácilmente superada por unas simples pócimas y unos cuantos encantamientos, pero lo que sí se logró fue preservar su vida.

Una vez que sus heridas mejoraron y estuvo fuera de peligro, Mirio fue dado de alta de inmediato. Aunque era demasiado pronto, esa decisión fue tomada para no aumentar más el miedo en Mármol Real, ya que las personas podrían entrar en pánico y enloquecer si se enteraban que el General del Ejército Dorado fue fácilmente vencido por la Bruja de las Ondas en un intento de detenerla.

Era mucho más reconfortante para todos pensar que hay personas lo suficientemente fuertes en Salazen Kou como para enfrentarse a ella.

Cuando a Mirio se le dio el alta fue llevado a escondidas a la Mansión Togata, donde ahora duerme tranquilamente en la comodidad de su lujosa alcoba mientras era acompañado por su beta, Tamaki.

Tamaki se encontraba sentado a su lado con el único propósito de verlo dormir, ahora estaba mucho más tranquilo al saber que Mirio ya no corre ningún peligro, sin embargo, no todo en su interior era paz ni calma a pesar de ello.

Mientras observaba a Mirio dormir, inclinó la cabeza hacia adelante al mismo tiempo que endurecía ferozmente sus puños, todo con el fin de contener sus lágrimas.

La verdad estaba enojado por lo sucedido con su alfa, y lo que más le frustraba era que debía tragarse su propio enojo, puesto que no podía dirigirlo a la causante de todo ese lío.

El querer hacerle pagar a la poderosa Bruja de las Ondas por casi mandar a Mirio al otro mundo era únicamente posible en un sueño dentro de otro sueño.

Con tan solo pensarlo provocaba que toda su furia y sus frustraciones se aumentaran a tal punto que incluso podría llorar lágrimas de sangre. Pero nuevamente se vio en la necesidad de digerir esas negativas emociones antes de que lo impulsaran a cometer algún acto imprudente que bien podía ser tildado correctamente como un suicidio.

En el momento que lidiaba consigo mismo, unos golpes que se oyeron a su espalda llamaron su atención, y al llevar su mirada al lugar de donde provenía dicho sonido, halló a dos personas situadas en la entrada de la habitación.

La persona que había tocado la puerta era un hombre alto de piel pálida y cabello negro desordenado, traía puesto un traje negro que consistía en una camisa manga larga y pantalones a juego que se ajustaban a sus botas, por su aspecto tan desgastado cualquiera pensaría que acaba de salir de la cama. No obstante, lo que más destacaba de su atuendo era su larga bufanda envolvente.

Fantasía de un Soberano   [Katsudeku-Omegaverse] En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora