Cuando Izuku vio a Katsuki en la puerta de la celda se arrodilló inmediatamente delante de él, a pesar de su comportamiento, Katsuki es un Rey e Izuku le debe respeto.
- ¿P-Puedo salir de aquí? -Preguntó el omega con una mirada de súplica en sus cristalinos ojos que a Katsuki muy poco le importó.
-Sí, a menos que quieras quedarte -Izuku suspiró aliviado porque finalalmente saldría de esa celda y cuando iba a colocarse de pie fue interrumpido por la voz del alfa delante suyo-. ¿Y? ¿No tienes algo que decirme?
El omega no entendió a qué se refería, pero por la mirada seria del alfa entendió lo que él quería oír, así que volviendo a arrodillarse de nuevo
-S-Siento mucho molestarlo, Su Gran Majestad. No volverá a pasar -Katsuki amplió una gran sonrisa ya que estaba avanzando rápido en "educarlo".
-Espero que no -dijo el alfa en un tono amenazador-. Y veo que tuviste visita anoche.
Izuku se sorprendió tanto al oír eso que se levantó del suelo de forma abrupta, porque ahora Katsuki sabía que Shoto lo había visitado durante la noche y temía por lo que el Gran Rey pudiera hacerle a su propio hermano debido a eso.
-No te asustes -comentó el rubio para después soltar una leve carcajada gracias a la cara de espanto del omega-. Yo ya sabía que el idiota de Shoto vendría a verte. Ahora sal antes de que me arrepienta, tenemos que hablar.
Caminando por los ostentosos pasillos del castillo, Katsuki llevó de nuevo a Izuku a su habitación. El omega lo seguía a cierta distancia por el miedo que le tenía, sin embargo, procuraba no retrasarse mucho para evitar que se enojara de nuevo, y por consiguiente, evitar otro duro golpe en el rostro.
Al llegar a la habitación, Katsuki entró primero. Izuku estuvo de pie durante unos segundos frente a las grandes puertas, ya que tenía miedo de quedarse a solas con ese prepotente alfa. Pero también sabía que hacerlo esperar lo pondría de nuevo de mal humor, así que cuando ingresó a la habitación, cerró la puerta detrás de sí y, apoyando su espalda en ella, cerró sus ojos para tomar mucho aire y prepararse para lo que sea que el alfa vaya a decirle.
Pero en el momento en el que abrió los ojos, se topó con una penetrante mirada teñida de rojo que le provocó un horrible escalofrío y un susto desagradable. Por la gran sorpresa generada en él, se aferró a la puerta de forma instantánea como si no hubiera un mañana, mientras que su pequeño cuerpo era estremecido por los temblores que aquellos ojos ardientes le causaban.
-Me tienes miedo, ¿Cierto? -Inquirió Katsuki mostrándose inexpresivo, Izuku no tenía el valor para decir algo en ese momento-. Haces bien en temerme, de lo contrario serías un imbécil.
Una vez dicho eso, se alejó del peliverde para dirigirse a un sofá, en el cual se acostó apoyando su cabeza sobre ambas manos. Izuku, al ver que nada peligroso le había sucedido, sintió como su alma le regresaba al cuerpo, por un instante pensó que su hora finalmente llegó. No obstante, luego de ver a Bakugou estando ahora tranquilo, liberó un largo suspiro para relajarse tan siquiera un poco.
Por desgracia, dicha relajación no le duró mucho debido a que volvió a sorprenderse cuando el monarca inició la conversación.
-Dentro de tres días será nuestra ceremonia de compromiso -Midoriya inmediatamente puso toda su atención en él-, toda la corte, los nobles y las Familias Reales de los reinos aliados asistirán y por supuesto no puedes faltar.
- ¿Que es lo que tengo que hacer? -Katsuki se sorprendió de lo sumiso que se había vuelto Izuku, solo bastó una noche en una celda para se volviera completamente obediente.
-Debes asistir, es una ceremonia para presentarte oficialmente como mi prometido, luego todos se presentarán ante ti, te llenarán de elogios vacíos y al finalizar recibirás todos los obsequios que te den.
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Fantasía de un Soberano [Katsudeku-Omegaverse] En Edición
Fiksi PenggemarBakugou Katsuki, rey de Mytitur, ostenta el liderazgo sobre el reino más prominente y avanzado del continente. Su dominio se destaca en todos los aspectos, desde la magia y la arquitectura hasta las armas, consolidándolo como una superpotencia. El r...