Las mañanas de este lado del mundo se perciben eternas por la gran cantidad de eventos que se desarrollan en tan solo doce horas. Una mañana suele hacerse tan larga como un día entero, lo cual resulta ser estresante y, en ciertos casos, hasta desesperante, como el siguiente.
El sol ya había alcanzado su punto más alto en el cielo, esto es indicativo de que era medio día. El día avanzaba naturalmente como ha sido siempre; sin embargo, para un alfa de cabello gris y dientes filosos parece que apenas el tiempo pasaba.
Ahora mismo se encuentra en el jardín interior del castillo de la familia Awase, acompañado por un omega rubio que aspira ser un gran Hechicero. Estos dos individuos decidieron esperar al amo del castillo, Yosetsu Awase, en el jardín mientras atendía la visita inesperada de sus padres.
No obstante, ya había pasado mucho tiempo desde que la familia Awase se reunió a conversar en privado. Tetsutetsu, alfa recién comprometido con el heredero de la mencionada familia, estaba caminando en línea recta de un extremo a otro debajo de la sombra de un gran árbol, mientras que su amigo aspirante a Hechicero, Monoma Neito, lo observaba desesperado sentado con las piernas cruzadas en el pasto. O al menos hasta que no lo soportó más.
–¡Ya es suficiente! ¡Tienes que calmarte! –Sacudiéndose sus mechones dorados, Neito gritó exasperado–. ¡Relájate! ¡¿Será que puedes guardar la calma?! ¡¿Acaso no sabes cómo estar sereno?! ¡No te desesperes! ¡Tranquilízate, maldita sea!
Cuando los gritos del omega rompieron el aire, Tetsutetsu frenó sus pasos en el acto y luego miró a su amigo que jadeaba como una fiera.
–De acuerdo, pero relájate tú primero –respondió el alfa, ahora más calmado–. Pero tienes que entenderme, Neito, hace ya bastante tiempo que Yosetsu fue a ver a sus padres y desde entonces nada que aparece. En primer lugar, ¿qué hace el marqués aquí? Se supone que debe estar en su ciudad feudal. En Sylvonir, creo.
–¿Acaso esperas que yo te responda eso? –inquirió Neito, levantando una ceja–. Y por supuesto que yo te entiendo, pero no es nada raro que el marqués Awase aparezca aquí. A fin de cuentas, su único hijo luchó frente a frente contra las Sombras y milagrosamente vivió para contarlo. Es normal que esté preocupado.
La idea de Monoma no estaba tan alejada de la realidad, pero aun así ayudó a que Tetsutetsu lograra tranquilizarse un poco. Viéndolo desde esa perspectiva, no es nada extraño que los padres de Yosetsu se manifiesten de improvisto, puesto que su único hijo se enfrentó cara a cara con los peores seres que han pisado la tierra y sin morir en el intento. Como normalmente sucede.
Por esa razón es natural que sus padres decidan visitarlo, para verificar su bienestar y que se encuentre sano y salvo. Sin embargo, es un argumento que solo es válido hasta cierto punto.
En primer lugar, es cierto que los padres de Yosetsu se apresuraron en ir a Mármol Real para verlo y cerciorarse de que esté bien. Pero solo era una verdad a medias.
Ciertamente, los padres de Yosetsu estaban preocupados por él, pero ambas preocupaciones son totalmente distintas. La madre de Yosetsu, un omega varón de apariencia joven, se preocupaba genuinamente como una madre que teme perder a su hijo en manos de la maldad de las Sombras.
Cuando se enteró que el príncipe Eijirou escogió a Yosetsu para formar parte de su escuadrón, se horrorizó enormemente y desde entonces no ha podido permanecer en paz.
Contrariando ese fraternal sentimiento, el patriarca de la familia estaba preocupado en otro sentido. No con el amor de un padre que teme perder a su hijo, sino como un orgulloso marqués que teme perder a su heredero, quien es un talentoso Mago con afinidad a tres elementos mágicos de la naturaleza, como el fuego, el agua y la tierra. Solo por esa razón, Yosetsu es valioso para él.
ESTÁS LEYENDO
Fantasía de un Soberano [Katsudeku-Omegaverse] En Edición
FanficBakugou Katsuki, rey de Mytitur, ostenta el liderazgo sobre el reino más prominente y avanzado del continente. Su dominio se destaca en todos los aspectos, desde la magia y la arquitectura hasta las armas, consolidándolo como una superpotencia. El r...