Cap 39: Entre la Luz y la Oscuridad: Parte III

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Perdonen que no haya actualizado ayer tal como dije, al parecer me tomó más tiempo de lo que pensaba en terminar de revisar este capítulo. Pero aquí está y ahora es mucho más largo que antes, son 30 hojas en total. Espero que ahora sí no sea ninguna molestia.

Sin ven algún error por ahí, por favor avísenme para corregirlo enseguida.

Sin nada más que decir. Disfruten.

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Gracias al poderoso ataque que Izuku lanzó a Toga cuando llegó medio campo se cubrió en una nube de humo muy densa, la única zona que estaba despejada era el lugar donde Eijirou se encontraba quien todavía seguía sentado en el suelo tratando de averiguar cómo es que Izuku hizo para aparecer de la nada.

Y cuando pensó en sus amigos de inmediato se puso de pie para ir buscarlos, pero como estaba rodeado de todo ese humo no podía ver nada y eso lo desesperó. Izuku se dio cuenta de lo ansioso y preocupado que estaba así que le habló para poder tranquilizarlo.

–Eijirou –el nombrado giró bruscamente su cabeza hacia el peliverde–, no te preocupes, ellos están bien.

– ¿Dónde están?

–Están aquí... –con todo ese humo Izuku tampoco podía ver nada–. Espera un momento –con un movimiento de su mano un fuerte viento sopló librando al campo del humo que lo cubría y cuando este se fue Eijirou pudo encontrar a sus amigos.

Ellos estaban tan desconcertados mirando a su alrededor que parecían que estuvieran dopados y eso era de entenderse porque hace un instante estuvieron apunto de perder la vida y de un momento a otro se encontraban sanos y salvos y sin ningún rasguño.

Kirishima a penas los localizó con la vista, corrió hacia ellos y para después abrazarlos mientras lloraba de felicidad al verlos fuera de peligro.

–Estamos bien, estamos a salvo –ellos al sentir su cálido tacto salieron de su transe y aliviados de que él también estuviera bien correspondieron su abrazo. Todos aferraron unos a otros mientras lloraban de felicidad.

Mientras que Toga los veía tan ocupados quería sorprenderlos atacándolos de nuevo, pero la intimidante mirada de Izuku la hizo retroceder y envolviéndose en un velo de humo negro voló de regreso con Dabi.

Una vez que Eijirou y los demás se separaron corrieron hacia Izuku y se arrodillaron ante él, a excepción del pelirrojo, para expresarle lo feliz que estaban de que estuvieran a salvo.

–Le estamos eternamente agradecidos, Su Real Alteza –dijeron los tres individuos al unísono.

–N-No es necesario que me agradezcan, es mi culpa que hayan pasado por tanto, era yo el que tenía que estar en esta guerra en primer lugar.

–Izuku, nada de esto es tu culpa –Le dijo Eijirou–, ninguno de nosotros sabía que esto pasaría.

–Eijirou tiene razón, Alteza –habló Yosetsu–. No tiene porqué culparse.

–Nosotros no lo culpamos –dijo Sero–, y ahora que está aquí puede ayudarnos a ganar está guerra

–Es cierto –dijo Tetsutetsu–, con usted presente podemos matarlos a todos.

–Es cierto. Levántense –todos obedecieron instantáneamente–. Apenas llegué aquí sentí una Magia Negra muy fuerte en esas cosas, es esa magia lo que les da la movilidad.

–Y no solo eso, Alteza –dijo Yosetsu–. Esa magia hace que cada vez que los matemos revivan de nuevo. –Izuku negó con su cabeza y Yosetsu pensó que tal vez se había equivocado–. ¿A-Acaso estoy mal?

Fantasía de un Soberano   [Katsudeku-Omegaverse] En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora