Con el paso de las horas, el firmamento de este lado del mundo se tiñó de negro. Un inmensurable manto de sombras cobijó la tierra con delicadeza, pues el crepúsculo fue devorado lentamente por la oscuridad hasta que todo indicio de él se perdió entre las sombras tenebrosas.
Era la noche.
Después de todos los horrores que tuvieron lugar en la capital, finalmente cayó la noche; fría y plagada de enigmas como acostumbra ser, pero a pesar de su misteriosa naturaleza, fue recibida con alegría por las almas que resultaron víctimas de un fatídico día.
La noche trajo consigo la esperanza de un nuevo amanecer, que era el deseo más ferviente en los corazones de los ciudadanos de la capital. Después de todo el miedo, la ansiedad y desesperación que experimentaron en el trascurso del día, lo único que anhelaban era que finalizara para regresar a sus cotidianas vidas.
Hasta entonces, los caminos de la ciudad continuarán desérticos, sin ningún transeúnte paseando por las avenidas o algún vehículo transitándose en las deshabitadas calles. O más bien debería ser así, pero contrariando lo anterior mencionado, sí había movimiento en las vías.
Un carruaje adornado ostentosamente con oro, tirado por cuatro caballos negros, viajaba velozmente por los solitarios caminos. Al cabo de unos minutos, abandonó la ciudad para atravesar el umbral de un gigantesco muro, que resultó ser la entrada principal a Mármol Real.
Después de recorrer los dos primeros distritos de la ciudad perteneciente únicamente a la nobleza, los cuales están compuestos por lujosos castillos, mansiones y fortalezas, el carruaje llegó al último y más prestigioso distrito; el corazón de todo Mármol Real, el maravilloso castillo Salazen Kou.
Al entrar en este último distrito, el carruaje se dirigió al gigantesco puente de piedra que conduce hacia el castillo, donde finalmente se detuvo al estacionarse al pie de la gran escalera.
Por otro lado, en el vestíbulo de Salazen Kou, yacía un beta de lentes con cabello azul y uno de orejas largas con cabello negro. Ambos caminaban estando muy agitados de un lado a otro mientras observaban detalladamente al nuevo personal del castillo, a quienes organizaron en línea recta con la mirada al frente para darle la bienvenida a Su Majestad el Rey y a sus hermanos.
El Consejero Real de Mytitur, Iida Tenya, inspeccionaba minuciosamente a los nuevos criados y sirvientes, mientras que el Primer Oficial del Ejercito Dorado, Tamaki Amajiki, hacia lo mismo con los soldados que se encargarían de la seguridad del castillo.
Anteriormente luego de haber hablado con Chiyo, a Tenya se le notificó que el personal que ocuparía las labores domésticas de la anterior servidumbre por fin había llegado, junto con los nuevos guardias del castillo.
Inmediatamente después de recibir esta información se reunió rápidamente con Tamaki, ambos se apresuraron en prepararlos para que se vieran decentes y aceptables para el Rey, pues tenían pensado presentárselos una vez que regresara de la ciudad para que los aprobara.
Y de verdad necesitaban que lo hiciera, ya que hay muchas cosas que hacer en el castillo y se requería la ayuda de todos los trabajadores posibles.
Por esta razón reunieron a todos en el vestíbulo. En el caso de los encargados de las labores domésticas están las mucamas y sirvientas, luciendo el impecable uniforme que consta de un vestido de color negro con mangas largas y un delantal blanco, lo clásico.
Los mayordomos portan un esmoquin negro, camisa blanca, zapatos negros y guantes blancos, mientras que el uniforme de los cocineros era totalmente blanco. Todos ellos sumaban un total de 120 personas.
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Fantasía de un Soberano [Katsudeku-Omegaverse] En Edición
Fiksi PenggemarBakugou Katsuki, rey de Mytitur, ostenta el liderazgo sobre el reino más prominente y avanzado del continente. Su dominio se destaca en todos los aspectos, desde la magia y la arquitectura hasta las armas, consolidándolo como una superpotencia. El r...