Capítulo 32

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Me desperté con las voces que provenían del salón, no sabía qué hora era, ni si mi familia había terminado ya de comer. Pensé en volverme a dormir pero el hambre era superior, así que decidí salir de la cama. Miré primero el móvil y al enchufar el wifi me llegó un mensaje de ella.

Amelia
Luisitaa, has llegado?
Supongo que te habrás quedado dormida…
Mira que te dije que me escribieras ☹️
Bueno, nosotros acabamos de llegar a casa, espero que estés descansando. Buenas noches ☺

Se me olvidó avisarla. Era cierto que le dije que iba a hacerlo, pero al final, creo que en lo que menos pensé fue en enviarle un mensaje. Fui a comer y pensé en contestarle más tarde, ya que seguramente estuviera durmiendo.

Una vez había comido y estaba tumbada en el sofá, me pareció buen momento para contestarle.

Yo
Buenas tardes 🙈
Perdón por no contestarte, pero llegué y me dormí.
Qué tal acabasteis la noche?

Amelia
Pues la terminé bien, la verdad.
Ahora estoy muy cansada pero mi madre quiere visitar la ciudad 😔
Tú cómo estás?

Yo
Aquí recuperando un poco de fuerza en el sofá

Amelia
Qué suerte!
Yo me voy a hacer turismo por Madrid con mi madre y mi hermano
Pero me gusta más el plan del sofá

Yo
Qué va! Madrid es muy bonito!
Además seguro que tienes ganas de pasar tiempo con la familia

Amelia
Pues sí, tenía muchas ganas de estar con ellos…
Me da penita que mañana se vayan…

Yo
Bueno, pero pronto los podrás ver, no?

Amelia
Supongo…

Al leer eso, no supe qué contestarle. Yo soy una persona muy familiar y no me entra en la cabeza estar tantos meses sin ver a mi familia. Para mí la familia lo es todo, es esa parte de mi que por mucho que a veces me saquen de quicio o incluso haya momentos que no los soporte, no podría vivir sin ellos. Cuando aprobé selectividad, tuve unas semanas de incertidumbre al no saber si me iban a aceptar en la universidad de Madrid y me tocaría irme fuera. Una de las opciones fue Barcelona, por lo menos estaría cerca de mi hermana Lola, pero la idea de que en ninguna de las dos universidades me aceptase y me tocase irme lejos de mi familia, me daba miedo. Vale que probablemente viviese unos años para no olvidar, madurase, conociese a gente estupenda, todo eso era la parte positiva, pero, el vivir lejos de mi familia me agobiaba. Me daba miedo estar lejos y que algo le pasara a mi abuelo, por ejemplo, es algo que me ata a estar cerca, mi abuelo. Lo hablé con él y me dijo que no fuera tonta, que los años fuera eran años de aprendizaje y de vida, si me tocaba irme fuera que no lo pensara, lo aceptara y viviese esa experiencia. Al final tuve suerte y no me tocó irme fuera. Por eso, ahora que Amelia está lejos de su familia, en Madrid, sola de alguna manera, porque ella se vino aquí con su novia y desafortunadamente eso pasó a ser historia, me viene a la cabeza esa sensación de miedo a la soledad que me entró cuando se me planteó la posibilidad de estudiar fuera. Tampoco sabía si ella era muy familiar o no, pero supongo que con todo lo que me contó de su padre, le gustaría estar junto a su madre y su hermano, es lo más lógico.

Mi responsabilidad me hizo dejar de lado el móvil y mi querido sofá e ir a estudiar. Aunque aún no sabía nada de las fechas de las oposiciones, incluso cabía la posibilidad de que no se hicieran, no podía dejar de estudiar, porque hay que luchar por los sueños, ya que si no luchamos por ellos, lo más probable es que acaben siendo eso, sueños y no realidad.

Llevaba un rato estudiando, miré el móvil a ver qué hora era y me sorprendió un mensaje de Amelia.

Amelia

Aunque tú no lo sepasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora