Capítulo 34

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Hoy había decidido quedarme en casa estudiando, necesitaba dedicarle más horas a mis apuntes y mis padres lo entendieron.

Llevaba toda la mañana tranquila en casa estudiando cuando me fije que la luz led del móvil indicaba que tenía un mensaje.

María Sister
Luisi, me acompañas esta tarde al centro comercial?
Tengo que hacer unas compras y me gustaría tu opinión

No me parecía mala idea irme de compras con María, además, tenía ganas de visitar algunas tiendas.

Yo
Vale
Dime a qué hora me recoges.

María Sister
Sobre las 5 paso a por ti.
Gracias 😘

Seguí estudiando para no perder el tiempo. A las 5 ya estaba lista y María me envió un mensaje para que bajase.

Estuvimos en varias tiendas, María se compró bastante ropa, su excusa era que le hacía falta una renovación de armario. Lo que ella no sabía es que la conozco a la perfección y sé lo que le gusta ir a la moda.

Al cabo de un rato decidimos parar nuestras compras y sentarnos en una cafetería a tomarnos algo.

—Luisi, ¿cuándo se lo vas a decir?

—¿Decir el qué a quién? —pregunté un poco confundida.

—Pues decirle a Amelia que te gusta.

—¿Qué? —me sorprendió la contestación.

—Luisita, llevamos unas dos horas aquí comprando y no has parado de hablarme de ella. Que si Amelia toca el piano, que si tiene un piso muy bonito, que tienes ganas de ver su obra… ¿Sigo?

—Tú me has preguntado qué tal estaba y yo te he contado cosas que me han ido pasando, no sé qué hay de malo en eso.

—Pues… ¿Qué todas las cosas que te han pasado tienen un factor común? Soy tu hermana y te conozco, Luisi, no tengas miedo a decirme la verdad, sabes que no te voy a juzgar.

—Ya María pero… —Agaché la cabeza avergonzada.

—¿Pero…?

—Que tienes razón, me gusta Amelia, pero no se lo voy a decir.

—¿Por qué? Si no es nada malo, Luisita, es una chica muy guapa, que la has ido conociendo y te ha empezado a gustar, yo de ti se lo diría.

—Es que no sé…

—¿Qué no sé? ¿Ha pasado algo entre vosotras?

—No, ¡qué va! Somos solo amigas, pero no sé si te acuerdas que le envié el anónimo y ella no sabe que fui yo.

—A ver, Luisi, todas las personas necesitamos nuestro tiempo para contar ciertas cosas, lo importante es que quieras contárselo. ¿Por eso no quieres decirle que te gusta?

—Sí, creo que antes de decirle que me gusta debería comentarle que fui yo la que le envió el anónimo, ya sabes, la sinceridad ante todo.

—Lo veo muy bien, Luisi, creo que Amelia debería saber que fuiste tú la que se lo envió. ¿Por qué no se lo has dicho ya?

—Porque tengo miedo, miedo a que piense que lo hice porque me gustaba, para romper su relación, y no fue así, María. Al principio me parecía una persona guapa, pero ha sido conocerla y empezar a gustarme. Es una persona increíble, y cuando estoy con ella me siento bien, como nunca me había sentido con nadie. Es una sensación parecida a cuando eras pequeño, te perdías en el centro comercial, veías a tanta gente, te agobiabas porque no encontrabas a alguien conocido, tenías miedo de quedarte para siempre solo, perdido, pero de pronto miras y encuentras, encuentras esa persona que es casa. Yo la he encontrado con Amelia, siempre he pensado que iba a estar sola, perdida, sin encontrar a nadie que me hiciera sentir así, porque es verdad que han pasado varías personas por mi vida, pero nunca me he sentido realmente así. Con ella sí, María, con ella es diferente. Con Amelia he encontrado a esa persona que me hace sentir segura, en casa, en este mundo lleno de gente. Esa persona que con solo sonreír tiene la capacidad de arreglar mi día, por muy torcido que haya empezado. Con ella me puedo tirar horas hablando de los temas más tontos, que me parecerán las conversaciones más maravillosas. Amelia es la persona que necesito conocer más y más, que no me importaría sentarme a escuchar una y otra vez como le ha ido el día en el teatro, o las veces que ha tenido que repetir una escena. La necesito tener a mi lado, que esté bien, verla sonreír, verla feliz. Y lo necesito porque eso me hace sentir ella a mí, me hace sonreír, me hace sentirme viva, sentir algo que jamás había sentido. Te parecerá una tontería, María porque apenas la conozco, pero es que lo sé, lo siento aquí dentro. —Me toqué el corazón—. Amelia es esa persona para mí, siento que con ella puedo ser yo misma, puedo disfrutar, reír, hablar sin miedo a ser juzgada.  Pero no puedo decirle lo del anónimo, no me lo perdonaría, y tengo miedo a perderla María, tengo miedo a que no quiera saber de mí nunca más.

Aunque tú no lo sepasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora