Capítulo 9

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Había quedado con Marina a las 11 en la puerta del King’s, ya que María me dijo que hasta las 2 o así no iba a hacer el bingo. Aunque dependería de la gente que hubiese en el pub. Una vez que cené, sobre las 10 empecé a prepararme. Hoy me apetecía arreglarme, pero quería ir cómoda. No sabía a ciencia cierta si tenía que trabajar o no, y tampoco me apetecía ponerme a trabajar yendo muy arreglada. Así que acabé poniéndome un pantalón negro, camiseta negra y una americana gris de cuadros.

Aunque faltaban aún 10 minutos para las 11, me bajé para el King’s. Lo bueno de vivir cerca es que, en menos de 5 minutos ya estaba en la puerta. Se veía gente, no mucha, pero aún era pronto. Estaba con el móvil viendo las redes sociales cuando llegó Marina.

- Hola rubia, ¿llevas mucho tiempo esperando?

- Hola Marina, que va, si es que me vine antes. No te preocupes. ¿Oye, pero no iban a venir tus compañeros de la radio?

- Sí, pero venían más tarde. Al final vienen Fede, Javi y Cristina.

- ¿Fede? Pero… ¿con ese no tuviste tú algo? –dije un poco sorprendida.

- Sí hija, pero ya no. Yo paso un poco de él. En la radio compañeros y fin. Pero como se lo dije a los demás delante suya, pues me daba cosa decirle, Fede tú no.

- Pero él sabe que ya no quieres nada, ¿no? ¿O sigue intentándolo?

- Yo ya se lo dejé claro, pero él sigue. No dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pues yo creo que tiene las esperanzas de todo el mundo. Pero oye, si él así es feliz, que siga. Yo más no puedo hacer. –dijo alzando los hombros.

- Pobre chico. Tampoco se le veía tan mal chaval.

- No, si es buen chaval, pero si lo que tuvimos no me llenó, tampoco puedo hacer más.

- Tienes toda la razón. Bueno qué, ¿entramos?

Afirmó con la cabeza y entramos al King’s. Dentro había gente. No estaba lleno, pero todavía era pronto. Fuimos a la barra a ver si veíamos a María para saludarla. De camino, me estuve fijando a ver si la veía, pero nada. Ni a Amelia ni a Nuria. Gonzalo estaba en la barra así que le preguntamos por mi hermana.

- ¡Gonzalo! –alcé un poco la voz para llamar su atención.

- Hombre Luisita, ¡qué bien te veo! ¿Cómo estás?

- Bien, rezando para no tener que trabajar. –levanté mis brazos y crucé los dedos.

- ¡Hola Marina! –dijo el chico mirando a mi amiga.

- Hola guapo ¿me has echado de menos?

- Sabes que sí. –le guiñó el ojo– ¿queréis algo?

- A ti. –dijo Marina.

- ¡Marina! –le di un codazo y Gonzalo se echó a reír–. Pon dos cervezas. ¿Y mi hermana?

- Se ha ido un momento a su casa, ahora venían ella e Ignacio. –Dejó las dos cervezas en la barra, junto con dos cartones para el bingo–. Bueno Luisi os dejo que tengo que seguir. –y se fue a atender a la gente.

- Tío Marina, ¡tú no te cortas eh! –le recriminé.

- ¿Tú has visto como me ha guiñado el ojo? Lo tengo en el bote. Lo que pasa es que quiere ir despacio.

- Claro. Luego soy yo la que me montó películas. Pero guapa, es que las tuyas son de Óscar.

Nos pusimos a hablar de nuestra semana, y al rato aparecieron los compañeros de Marina de la radio. Cristina me parecía una chica muy simpática, las veces que había coincidido con ella me lo había pasado genial. A Javi no lo conocía mucho, y Fede… Bueno Fede, me caía bien. Me parecía muy gracioso ver como se ponía tan nervioso estando con Marina y que esta pasase de él.

Aunque tú no lo sepasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora