Capítulo 59

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La mañana de reyes se pasó más rápido de lo que me esperaba, pero al final es lo que dicen, el tiempo corre más rápido cuando se disfruta. Y yo había disfrutado muchísimo.

Después del revuelo de abrir los regalos, hacer videollamadas con mis hermanas, ver a mis sobrinos y lidiar con el entusiasmo de Cata, cogí el móvil para escribirle a Amelia. Pero para mi sorpresa, ella se había adelantado.

Amelia
Buenos días, preciosa!
Feliz día de Reyes😘
Espero que te hayan traído muchos regalitos, que sé que te has portado muy bien☺

Yo
Buenos días!!
Pues alguno que otro me ha caído...🙈
Tú también te has portado bien, demasiado diría yo🤔
Qué tal has dormido?

Amelia
Ah, pues ya me los enseñarás, no?
He dormido bien, pero me ha despertado mi madre temprano

Yo
Y eso?

Amelia
Pues para decirme que me habían enviado un regalo, que ya me llegará

Yo
Ala! Qué guay!

—Luisi, es que no puedes soltar el móvil ni un momento —me interrumpió mi hermana dándome unos toquecitos en el brazo.

—¡María, déjame! Estoy hablando con Amelia —contesté bloqueando el móvil.

—¿Y qué dice mi cuñada? Ya le has dicho que tiene aquí un regalito. —Sonrió de manera pícara.

—¿Qué regalo? —pregunté desconcertada.

—Hombre, el conjunto de encaje negro que te han traído los Reyes, también es para ella. —Me guiñó el ojo—. Yo creo que cuando lo vea, se volverá loca.

—No digas tonterías.

—Mira, puedes utilizarlo esta noche -soltó bajando la voz.

—¿Qué sabes de esta noche? —La miré fijamente con el objetivo de sonsacarle información.

—¿Yo? ¡¿Qué voy a saber?! ¡Nada! —contestó mientras se reía.

—Venga, María, no me mientas, sé que habló anoche contigo. Además, me parece muy feo que tú sepas más cosas que yo —dije indignada.

—Luisi, cariño, por mucho que me insistas, no te voy a decir nada. Esto se queda entre mi cuñada y yo. —Alzó los hombros.

—Pero, solo dime una cosa, ¿me tengo que vestir muy formal?

—¡Vaya pregunta! Obvio que sí. Es más, creo que deberías ir de etiqueta.

—¡Uf! Si yo no tengo ropa así —me lamenté.

—¿Estás segura? —preguntó mi hermana sonriendo.

—Conozco perfectamente mi armario, y lo único acorde es el vestido negro que tengo para emergencias. Pero no me convence del todo para hoy —solté mientras recordaba donde estaba, por si al final tenía que ponérmelo.

—Ven. —Mi hermana se levantó del sofá y me tendió la mano.

Fuimos hacia mi habitación y se sentó en la cama.

—Abre el armario —me ordenó.

—Creo que es demasiado pronto para vestirme, María —dije en tono jocoso.

—Venga, graciosilla, hazme caso, por favor.

Hice lo que me dijo mi hermana y lo abrí. Vi una caja blanca y me giré para mirarla.

—¿Y esto? —pregunté con el paquete en la mano.

—Tus hermanas que te queremos mucho, y hacía tiempo que no te hacíamos un regalo.

Aunque tú no lo sepasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora