23

61 11 0
                                    

Victoria había salido a cabalgar con Joshua y la pequeña Alba. Él envolvía a la beba con una manta sujetándola a su espalda de una manera muy graciosa y la niña iba riéndose a carcajada limpia. La cabalgata había sido planeada de antemano por Adela y su gente para sacar al homenajeado sin que lo notara y ellos pudieran decorar el gran living comedor de la casa principal y poner una bonita mesa con manjares vegetarianos que habían cocinado entre todos.

   Victoria, por su parte, había insistido en ir a unas termas que se encontraban dentro de las tierras de los Guardianes. Había llevado todo lo necesario para bañarse, cambiarse y así llegar impecables los tres a la fiesta. Él aún estaba en el agua cuando ella salió y se cambió. Adela le había conseguido un hermoso vestido floreado en tonos verdes más claros y oscuros que deslumbró a Joshua al instante.

-          ¡Qué hermosa estás Vic!- la expresión de su cara era la de un adolescente embelesado frente al amor de su vida-.  Ese vestido… ¡te queda precioso!

-          Ya vas  a ver lo que traje para vos bombón…

   Primero sacó del agua a la beba y la vistió con un grueso vestido de terciopelo azul que la hacía parecer una auténtica princesa europea.

  Joshua no salía de su asombro. Nunca había visto ropa como aquella.

-          Está… ¡hermosa Alba Kaban también!

-          Ahora te toca a vos caramelo…

   Celso le había conseguido un pantalón negro de sarga, una polera azul marino que le quedaba ajustada al cuerpo y un saco de lanilla azul- celeste. Cuando estuvo listo, Victoria se alejó para verlo con comodidad.

  Sin lugar a duda, era el hombre más bello, sensual, varonil y adorable que existía sobre la Tierra… y más allá también.

  “Y no es porque lo amo con toda mi alma”, pensó enseguida.

  Los tres montaron nuevamente y regresaron a la casa. Al atravesar la puerta, toda la algarabía se precipitó. Los diecinueve Guardianes de Ahau aplaudieron, hicieron sonar pitos y matracas y se escuchó el canto de todos:

“¡Qué los cumplas feliz… qué los cumplas querido Joshua… qué los cumplas feliz!”

  Victoria se había unido a los Guardianes  para dejar al cumpleañero solo. Cuando terminaron de cantar, todos se quedaron sin palabras por la reacción de Joshua: Estaba como paralizado, rígido. Su rostro mostraba tal asombro, tal perplejidad mezclada con emoción que, a través sus ojos, pudieron ver un arcoíris de tonalidades en la gama de los azules. De pronto, las lágrimas empezaron a brotar sin que él supiera cómo, se las secaba y miraba sus manos húmedas en medio de una absoluta confusión.

  Al fin, su mirada fue hacia Victoria y su hija. Preguntó tartamudeando con total inocencia:

-          Esto… esto es un… un… ¿un cumpleaños?

  Victoria lloraba como todos los presentes. Asintió con su cabeza sin poder emitir una palabra debido a la emoción que la embargaba.

  Era el primer festejo de cumpleaños de su vida, a los cuarenta y ocho años... que aparentaban veinte.

  Lo abrazó con todas sus fuerzas y, detrás de ella, lo hicieron todos los demás. Luego vinieron los regalos. Joshua no lograba salir de su asombro, acumulaba paquetes y bolsas coloridas pero no los abría. Cuando Candelaria, una mujerona de alrededor de cincuenta años le entregó uno envuelto en papel blanco haciéndole un guiño, él se animó a preguntarle a Victoria:

El enlazador de mundos ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora