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  No sabía qué hacer con él. O con ellos, mejor dicho. Los miraba a través del vidrio sin creer lo que tenía frente a los ojos. Un compañero suyo que recién llegaba y no estaba enterado del arresto, lo sorprendió:

-       ¡Eh! ¿Qué pasa Jonte? – siguió la mirada de su compañero-. ¿Qué pasa ahí? ¿Quiénes son esos?

  También quedó atrapado, observándolos. Ambos llevaron adelante la conversación sin poder quitarles la vista de encima, como si fueran víctimas de un embrujo.

  La voz de Jonte se escuchó en un susurro:

-       Son los papás de esa beba…

 El espanto se dibujó en la cara del policía:

-       ¡No puede ser! ¡Esa muchacha… es una criatura! No puede ser ella la madre…

-       Trató de engañarme. Dijo que era la hermanita, pero el padre de la beba la desmintió.

-       ¿El padre es…ese?

-       Sí, ¿viste? El padre de la beba es más hermoso que la madre. Nunca vi a un hombre así tan… antinatural. Además…

-       Mira raro…con esos ojos tan azules…

-       Ella también tiene los ojos casi del mismo color que él.

-       Para mí es idéntico el color…

-       Sí, es cierto…igual que la beba. Son muy azules esos ojos…

-       Como que…que brillan un poco, ¿no?

-       Le pedí a Estévez que busque a un tipo...un tipo mayor  que estaba con ellos y se escapó. En el patrullero, el muchacho dijo que ese sujeto era su padre y que lo encadenaba después de pegarle para que no se escapara.

-       Que lo encadenaba y le pegaba el padre… y vos lo esposaste…

-       Sí…

  Se hizo un largo silencio.

-       ¿Para qué lo esposaste? Si es como cuenta también es una víctima. Además no tiene el aspecto de los... de los que se escapan.

-       No... no se escapó de un padre que lo encadenaba y le pegaba...

-       No...

-       Y los metiste juntos en la sala de interrogación...

-       Claro…- lo miró con impotencia restregándose las manos-. No pude hacerlo, no pude separarlos…

  Entonces entró Estévez. Bruscamente se dirigió hacia sus compañeros.

-       Nadie vio al prófugo. Parece que se lo hubiera tragado la tierra. ¡Ni que esto fuera Buenos Aires!- miró hacia la pareja con su beba-. ¿Por qué está esposado?

  Los otros dos seguían como aturdidos, impresionados. Esa “impresión” no parecía haberlo afectado a Estévez.

-       ¿Qué mierda les pasa? ¿Por qué el tipo está esposado en la sala de interrogatorios y no guardado?

  No le contestaron. Estévez perdió la paciencia.

-       ¿Qué carajo les pasa?

  Se metió en el cuarto y fue directo a Joshua, lo agarró de un brazo y se lo llevó hacia la parte trasera sin que él emitiera un solo sonido ni se resistiera en lo más mínimo. La que suplicó fue Victoria que inmediatamente fue sujetada por los otros dos policías que parecían haber reaccionado de repente.

El enlazador de mundos ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora