6 - Capítulo Seis.

114 17 14
                                    


El dolor, la asfixia y el cansancio le estaban poniendo difícil la tarea de mantenerse consciente. Pero... pero...

Esa mujer era...

Esa tipa.

Allen Walker no era una persona ordinaria.


Doce horas antes


Kanda de verdad estaba ansioso por que lo mandaran a una misión que durara semanas. No exactamente para hacer lo que se suponía que tenía que hacer, sino para dejar perdido al buscador y a su compañero de misión para buscar un lugar sin gente alrededor y poder estar en paz.

Salir de la Orden era lo que más necesitaba. Pero no en compañía de la niña rara que no tenía colores a su alrededor. Con impaciencia le esperaba en la salida junto al buscador. Komui y Reever también estaban ahí.

—Esa tipa se está tardando. —no podía más con su impaciencia.

—Tranquilo, Kanda. No debe tardar demasiado.

—Ahí viene. — se fijó Reever. Para después, sonrojarse ligeramente al igual que Komui. ¿Que todo el mundo tenía esa reacción? Con un chasquido de sus labios sacó a los hombres de su contemplación a la chica.

—Allen, veo que el traje te queda de maravilla.

—Es cómodo.

—Ten, este es tu golem. Los utilizamos para tener comunicación directa con los exorcistas.

—¡Oh! —miro al golem con curiosidad y este dio un par de vueltas alrededor de ella.

—Date prisa, brote de habas.

—¿Ah? ¿Brote de...? — contrario a lo que esperaba, Allen soltó una risa. —Me llamo Allen, idiota.

—¿Cómo has dicho?

—Kanda, por favor no empieces, tienen que llevarse bien. —lo fulmino con la mirada y el mayor ya no dijo nada más.

Y sin más partieron.

Cuando estuvieron en el bote que los sacaría de la Orden para dirigirse a abordar el tren, se dio cuenta de porque todo el mundo parecía estar fascinado con la chica.

Dejando de lado que no había nada a su alrededor y que no pudo sentir cuando se les acercó, tenía que reconocer de mala gana que era bonita. Con el cabello recogido en una trenza y el flequillo cubriendo parcialmente el lado izquierdo de su cara, así como la parte superior de esa extraña cicatriz en su frente y mejilla, el traje de exorcista la hacía ver como una criatura mítica.

Era una bruja. Definitivamente había hecho algún pacto maldito para tener la apariencia que tenía.

Kanda apostaba su soba a que así era. De lo contrario no le hallaba explicación al porqué el buscador y todo aquel con el que se cruzó en su camino parecía haber pedido el aliento y, para colmo, sus colores se volvieron sumamente incómodos de ver. Asqueroso.

Subir al tren en movimiento, parecía haberle divertido en desmedida y el buscador estaba fascinado de que fuera amable con él. El hombre prácticamente rebosaba esperanza y alegría de tener la atención de la joven.

—Eso fue lo más divertido que he hecho en mi vida. ¿Siempre suben así?

—Así es, señorita Walker.

—Solo Allen, por favor.

Ahora se encontraban en la cabina que les habían reservado y ella al parecer había entendió que no quería tener ni el menor roce con su persona. Pero no parecía importarle tampoco leer el reporte en voz alta. No sabía si lo hacía por fastidiar o que.

FideliumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora