15 - Capítulo Quince.

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Hace cinco días

Oficina del director, Cuartel general de la Orden Oscura

Cualquiera diría que estaban en el funeral de un criminal. Incluso, no sería raro que en serio hubiera algo muerto dentro de la oficina de Komui. Entre tanto desorden era muy probable que fuera el caso. Pero eso no se sabía a ciencia cierta.

La verdad es que así de pesado era el ambiente que había entre las dos personas y el golem en esa oficina. Aunque el golem se encontraba comiendo tranquilamente unos dangos a la par del director. Por lo que la tensión no venía de él.

—¿Qué pasa, Kanda?,¿no estás feliz de comprobar que tenías razón? — esa pregunta, debería de haber sido pronunciada con un poco más de entusiasmo si se tratara de algo bueno. Pero era todo lo contrario y la voz de Komui lo denotaba.

—Feliz no sería el término que usaría. —respondió. Doblando el papel y volviéndolo a poner sobre el escritorio. —Satisfecho se ajusta mejor. Aunque no puedo decir lo mismo de ti.

Kanda sabía, que la información que había en esa carta estaba ofuscando profundamente a Komui. Además de poder verlo, se le notaba en su semblante.

—Debo decir que esto me preocupa bastante. —suspiró por centésima vez en el día. —En estos momentos no sé qué pensar de ella. Pero todo tiene sentido. Viendo el panorama desde que llegó, puedo darme cuenta que me tomé muy a la ligera las peculiaridades a su alrededor.

—Te confiaste demasiado solo porque te sentiste culpable por las condiciones en las que fue traída a este lugar. —Kanda al menos podía reconocer que, en circunstancias normales, eso no era fácil para nadie. Y entender un poco al director por sentirse así. Aunque... —Pero incluso en esas condiciones, se adaptó demasiado rápido para alguien que en teoría llevaba una vida normal.

—La novedad de una inocencia como la de ella opaco los otros detalles que la rodeaban. —Komui tenía que admitir, que se dejó llevar por su vena científica en ese asunto. —Solo hasta que llegó Emilia, se hizo más notorio que no es una persona ordinaria. Antes de eso creí que era buena en artes marciales por... su apariencia.

Lo dijo con un poco de vergüenza en la voz. Cosa que no pasó desapercibida para Kanda, pues se manifestó de manera notoria a su alrededor.

—¿Cómo pudiste creer semejante estupidez? — no podía creer que una idea tan absurda hubiese justificado eso en la mente de Komui.

—Ya sabes, por defensa propia. Alguien como ella debió ser acosada constantemente.

—No comprendo.

—Kanda, no eres una mujer. Por supuesto que no comprenderías algo como eso. —no era que Komui lo comprendiera por naturaleza tampoco. En casos como ese, era que su complejo de hermana le servía para entender un poco a la población femenina en general. —Pero eso no es lo importante del asunto. ¿Entiendes por qué solo a ti te mostré esto?

Kanda lo había intuido en el momento en el que le pido a los otros exorcistas que dejaran la oficina. Nadie creería en lo que estaba escrito ahí, y esto era algo que se tenía que mantener en secreto.

—La mantendré vigilada.

—Solo no seas demasiado hostil debido a esto. Si resulta que es... peligrosa, ponerla en alerta de la situación empeorará las cosas.

—Trataré. — eso no era muy convincente para Komui. —Solo por precaución, ¿a quienes vas a enviar a... protegerlo? —no hacía falta que dijera en voz alta proteger a quién.

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