"Loved you so long
Haven't lost in weeks
Let me he the Innocence you need"
El silencio era absoluto dentro de los pasillos de ese lugar escondido entre las montañas.
En una de las habitaciones en específico, había cierto aire de peligro. Que alertaba a todo el personal del lugar a no acercarse si querían conservar su paz mental; y mantenerse lejos de la explosión de ira -y vergüenza-, de aquel que ocupaba el oscuro cuarto si se llegaban a acercar. Pues según él, nadie sabía que se encontraba encerrado ahí desde que tuvo un rato libre de sus obligaciones.
Dentro de ese oscuro rincón, su ocupante mantenía un contenido muy exclusivo; obtenido con sangre, sudor y lágrimas del que no quería que nadie se enterara. Sin saber, que absolutamente todo el mundo sabía lo que había dentro. Pero preferían no decir nada al respecto, por miedo a que el supervisor Bak Chan no despertara de su ataque de urticaria si se revelaba su "secreto".
Eso sin mencionar que, si el director del Cuartel General se enteraba, sería el fin de los días de gloria del supervisor de la rama China.
Bak soltó un suspiro, mientras contemplaba con aire melancólico la imagen recientemente impresa del amor de su vida. De su "alma gemela", aquel ser que estaba hecho a la medida de todo lo que él merecía.
Y ni siquiera el hermano sobreprotector que tenía, le impediría lograr transmitir sus afectos a ese ángel encarnado en la tierra. Lenalee Lee era el ser más puro que existía, y Bak se aseguraría de darle todo lo que ella se merecía.
Cuando estaba en su habitación secreta, rodeado de una cantidad desbordante -y escalofriante- de fotos de la china, perdía la noción del tiempo; olvidaba todas sus penas y su alma entraba en un estado de paz inigualable. Imaginando el momento en el que por fin podría unir su vida a la bella señorita; el resto de su vida pacífica cuando acabaran con el Conde; la bella familia que les rodearía. Con eso su corazón tenía la fuerza para seguir viviendo en esa prisión.
Lastimosamente, tenía deberes que cumplir de los cuales no se podía escapar.
Así que, de momento, cumpliría con sus funciones y después podría volver a contemplar al ángel al que le tenía devoción. Afortunadamente, salió antes de que su asistente, el siempre confiable Wong, lo llegara a buscar para ponerlo al corriente de las actividades de ese día.
Sin enterarse que, el pobre hombre entrado en años, llevaba bastante tiempo esperando a unos cuantos pasillos de distancia. Para que cuando el Señor Bak saliera de su habitación especial, no notara su presencia y creyera que apenas lo estaba empezando a buscar.
Wong sentía que, como mínimo, al momento de su retiro deberían canonizarlo por tan duro trabajo que realizaba. O que por lo menos le dieran una pensión generosa. Aunque, conociendo la reputación de los altos mandos, era más fácil que se lograra lo primero que lo segundo.
Cuando vio al rubio caminar en su dirección, suspiró con alivio y le ofreció una inclinación respetuosa.
—Buenos días, Señor Bak. ¿Cómo se encuentra esta mañana? — El hombre dijo sus palabras tratando de no mirar directamente el rostro del supervisor. Para evitar ver lo que su rostro tan expresivo mostraba en esos momentos. Por lo regular era algo a lo que prefería no ponerle nombre siquiera.
—Buenos días, Wong. Esta mañana es hermosa. —respondió Bak ajustando su chaqueta, con una sonrisa y bastante feliz. Caminó pasando a su asistente para iniciar con sus labores. Solo hasta ese momento el otro abrió los ojos y soltó un suspiro bajo mientras le seguía. —Wong, este día promete ser bastante bueno. El clima es maravilloso, el aire que se respira es refrescante. Todo garantiza que hoy tendremos grandes avances.
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Fidelium
AdventureKanda puede ver las emociones de la gente por medio de colores. Pero no puede ver las de Allen Walker, la nueva exorcista de la inocencia no registrada. --- Historia también disponible en mis cuentas de Ao3 y Fanfiction.net en ingles y español bajo...