11 - Capítulo Once.

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Desde la llegada de Emilia a la Orden se podía notar, que había una clara diferencia entre la Allen sin Emilia y Allen con Emilia.

De eso habían pasado dos meses y era notable el cambio en ella. Pues cuando recién despertó, se notaba que, a pesar de sonreír, ser educada y amable, había que reconocer que se notaba de cierta forma apagada y decaída.

Y ahora sencillamente parecía brillar.

La chica también tenía su forma de hacerse querer, ya que a la semana de haber llegado a Allen se le asignó una misión y por fin se despegó de ella. La misión debería haberle tomado cinco días, pero la terminó en tres, y fue más que suficiente para que todo el mundo se diera cuenta de porque le tenía tanta devoción.

Durante esos días, Marie había regresado y se quedó lo suficiente para darse cuenta de que Emilia era sencillamente una persona que por más que alguien quisiera odiar, no se podía. A pesar de lo que representaba su llegada para todos los pretendientes que tenía Allen en la Orden. Era imposible que alguien quisiera hacer algo en su contra por eso. O delatarlas para hacerles daño.

No sonreía tanto como Allen, pero sus ojos celestes siempre parecían hacerlo en su lugar. Marie se tomó el tiempo de conversar ligeramente con ella al ver que Lenalee por alguna extraña razón la evitaba. Y Miranda se sonrojaba al verla y salía corriendo en la dirección contraria.

Entendible, tomando en cuenta que no estaba en la Orden cuando Emilia llegó, y al ir a buscar a Allen a su habitación casi de madrugada no había resultado como ella esperaba.

Dejando de lado ese factor incómodo, se dio cuenta que era sencilla, con corazón bondadoso y desinteresado que lo único que quería era estar con la persona que amaba.

—En realidad el que esté aquí no tiene muy tranquila a Allen, joven Marie, así que debo ser precavida. Debo tener cuidado la primera vez que salga, y siempre regresar sana y salva a su lado. También quiero ayudar a los demás y ser de utilidad aquí.

—Descuida, sé que lo harás bien.

Después de eso salió sola por primera vez y la británica casi se vuelve loca. Solo era una misión de reconocimiento que le tomaría una semana, en la que iba otra mujer buscadora, pero eso no parecía tranquilizarla para nada.

Durante esos días, Kanda le busco pelea a Allen por motivos absurdos. Y fue un espectáculo digno de ver. Se había enterado por boca de Daisya de la sesión de entrenamiento que tuvieron luego de su primera misión juntos, y al abordar a Kanda se dio cuenta que este sentía una desconfianza inexplicable hacia ella debido a esa pelea.

Marie no sabía mucho sobre Allen y pocas veces la había visto antes de eso, pero no creyó que lo primero que sentiría hacia ella sería miedo. Enojada era completamente diferente a como se le conocía normalmente. En esas circunstancias había dudado en intervenir, pero era mejor hacerlo antes de que todo se volviera un desastre.

Pero Kanda se lo busco. Así que no se le podía culpar del todo a Allen.

Y cuando la chica regresó fue como ver a un oso salvaje convertirse en un oso de felpa. Todo un contraste que demostró que la única con ese poder sobre Allen era Emilia.

La segunda vez que salió de la Orden había sido precisamente al lado de Lenalee y Miranda, al regresar todo el mundo se dio cuenta que la china se arrepentía terriblemente de su rechazo inicial hacia ella. Y Miranda había olvidado lo que sea que la mantenía huyendo de su presencia.

Desde entonces procuraban hacerle compañía cuando Allen no estaba, y hasta la invitaron a formar parte de su entrenamiento cuando se enteraron que la chica había sido quien le enseñó lo más básico de la defensa personal. Algo con lo que Miranda aprendió varias cosas y que fortaleció su confianza hacia la buscadora más joven y bonita de la orden.

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