41 - Capítulo Cuarenta y Uno.

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—Y... ¿cómo hombre... cambiaba mucho?

—No me hagas repetirlo, Lavi.

—Pero, Lenalee. Es que me resulta demasiado impactante, no logro imaginármelo. Aunque, ¿dices que ella dijo que no era lo que parecía? ¿A qué crees que se refería con eso?

—La verdad es que no tengo ni idea.

Lavi asimiló la información lentamente, repasándola de nuevo en su cabeza por enésima vez. Era la primera vez que escuchaba de algo semejante.

—Por Dios... No podemos asegurar que también...

—¡Basta, Lavi! —la chica se hizo una idea de lo que el pelirrojo estaba por decir. Tan sólo pensarlo le hacía sonrojarse de manera furiosa.

—Era broma, era broma.

Habían pasado a penas tres días, desde esa misión en la que Lenalee junto a Daisya habían sido enviados a buscar a Allen y a Kanda. De ahí el que la peliverde y el pelirrojo, decidieran encontrarse para compartir opiniones de lo que habían vivido al lado de esos dos y el agente que siempre vigilaba a la británica.

Lenalee decidió dejar de evitar a Lavi porque necesitaba hablar con alguien que la entendiera. Así que fue a buscarlo cuando supo que había regresado de una misión junto a las mismas personas.

Era la primera vez que hablaban adecuadamente y a solas después de haber regresado a la Orden. La mayoría de los científicos habían vuelto a sus actividades normales al igual que los buscadores, y por supuesto, los exorcistas. Habían vuelto a un estado similar al que estuvieron antes de que toda la catástrofe se diera, por lo que era poco el tiempo en el que de verdad podían platicar entre sí y con el resto de sus compañeros.

—Ahora es tu turno, Lavi. Cuéntame lo que pasó durante la misión que compartieron.

Ante eso el parchado hizo una mueca.

Con un suspiro y el ánimo por los suelos contó su experiencia. Incluso incluyó sus impresiones de lo que había visto de la interacción entre Allen y su vigilante. No le sorprendió que la china también lo notara y se sintiera igual que él. Compartieron el sentimiento de frustración de no poder averiguar ni hacer nada al respecto.

Después de terminar de contarle las cosas a Lenalee, se sintió libre de pedirle un consejo para dejar de sentirse tan miserable.

Tarde recordó que, con lo dicho, ella probablemente no estaría mejor que él. Aun así, supo darle su apoyo.

—Lavi, debemos entender que, desde el principio nunca tuvimos ninguna posibilidad con ella. Ahora sólo nos queda intentar olvidar estos sentimientos y seguir adelante. —dijo con la voz apagada.

El pelirrojo guardó silencio un momento, haciéndose a la idea de que lo dicho por su compañera era verdad.

—Espero que Allen recupere la paz que perdió con la muerte de Emilia. Si no tenemos oportunidades, al menos debemos desearle lo mejor. —concluyó Lavi, tomando en cuenta que todavía había cosas que necesitaban averiguar con su abuelo sobre ella.

Si se enfocaba en eso, tal vez le sería más fácil olvidarse de sus sentimientos. Mal que no supiera cómo iba a averiguar la verdad sin que éstos le afectaran hasta lograrlo.



XXX



Volviendo a lo que experimentó Lavi, todo había empezado con Bookman diciéndole que había llegado el tiempo de comprobar el estado de Allen.

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