Globos, listones y una enorme manta que conmemoraba la llegada de la nueva exorcista adornaban el lugar.
Lenalee lo observaba todo con ojo crítico mientras ayudaba a uno de los científicos a grabar las iniciales de su amiga en la taza personalizada que pensaban regalarle. Aunque sospechaba que entre la multitud había quienes planeaban regalar algo adicional a la británica. Sonrió con ternura.
Era inevitable que se presentara la situación que alguien quisiera hacer algún regalo con intenciones más allá de darle la bienvenida. Los dejaría ser. Después de todo, no estaba de más y de paso podía servir para que se adaptara más rápido al lugar.
Durante los días que llevaba despierta había descubierto que tenía un carácter fuerte, pero también amable y considerada, por lo que estaba segura que no despreciaría los presentes. Aunque sea por educación.
No tardaría mucho en llegar, la misión había terminado y se había reportado que ella venía de regreso sola. No le extrañó, su hermano le había dicho que el japonés le había mentido a la chica con que tenía órdenes de ir a su siguiente misión desde ahí. Pues Allen le había dicho antes de subir al tren que le traería de regreso, que Kanda ya se había ido y pregunto si no era necesario que lo ayudara.
No fue necesario decir nada más para entender el asunto.
Eso tampoco le parecía raro a ella, Kanda solía hacer eso a menudo y realmente no lo culpaba.
—¿Lenalee sabes a qué hora llegará Allen? Según Jerry necesita más tiempo para terminar el pastel. —le preguntó Johnny.
—No debe tardar, pero si es necesario la entretendré en la ciudad hasta que todo esté listo.
—Creo que será lo más conveniente, entonces te lo encargo. —murmuró mientras se alejaba.
Con eso en mente Lenalee se dedicó a esperar a su compañera, caminando hacia la entrada de manera preocupada, pues, aunque mostrara una sonrisa se sentía inquieta desde que Allen y Kanda se habían ido a Italia.
Había tenido que sacarle la verdad a su hermano, de porque la había enviado tan pronto a una misión corriendo riesgo de no poder controlar su inocencia y salir lastimada. Y este al ver que no pensaba ceder le dijo la verdad. La horrible verdad. Y con impotencia solo pudo esperar que nada malo le pasase a Allen durante la misión.
Y con tal de calmarle un poco, su hermano le había dicho que tal parecía que Allen había controlado mejor su inocencia a pesar de que al principio tuvo problemas. Eso la dejó más tranquila, al menos estaba a salvo y venía de regreso con la inocencia.
Por ello había decidido que era imperativo hacerle la fiesta de bienvenida una vez llegara a la Orden, es decir, se podían celebrar ambas cosas, su bienvenida y el éxito de su primera misión.
Al acercarse a la entrada, vio el pequeño bote trayendo a Allen y al buscador. Hizo bien en ir a esperarle, de ese modo se aseguraría que la sorpresa no se arruinara.
—Allen, bienvenida de vuelta. Me alegro de que hayas regresado por fin.
—Lenalee, estoy de vuelta. — no se le veía muy animada. Y la sonrisa en su rostro era cansada.
—Tal parece que Kanda no tiene intenciones de regresar pronto.
—¿Qué no tenía una misión?
—Bueno, eso... No suele ser muy sincero cuando quiere estar solo.
—Entiendo. — no se veía impresionada o preocupada por eso. Suspiro, sabía que Kanda no sería muy amable, pero no esperaba que Allen se viera tan indiferente hacia él.
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Fidelium
DobrodružnéKanda puede ver las emociones de la gente por medio de colores. Pero no puede ver las de Allen Walker, la nueva exorcista de la inocencia no registrada. --- Historia también disponible en mis cuentas de Ao3 y Fanfiction.net en ingles y español bajo...