39 - Capítulo Treinta y Nueve.

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A lo largo de la historia de la humanidad; y más específicamente en la historia de los países orientales, se tenía registro de una variedad bastante amplia de guerreros que defendieron a sus países con honor y valentía. La historia de Japón tenía a un grupo en particular del cual se dice que desaparecieron hace mucho tiempo; mal que nunca se tuvo claro sí actuaban por el bien común o por beneficio propio.

Pero los ninjas y samuráis no pasaron a la historia precisamente por los motivos por los que peleaban; sino que lo hicieron por sus habilidades en combate tan destacables e incluso se podía decir, inigualables a la fecha.

Durante muchos años, la iglesia se sintió orgullosa del potencial de aquellos a los que llamaban Cuervos. Inclusive los consideraban los ninjas católicos de esa época.

En la actualidad, después de que el país había estado bajo el control del Conde Milenario durante mucho tiempo, era justo decir que esas tierras no habían presenciado tantos combates interesantes o dignos de admirar, y que deberían estar registrados en los libros de historia para pasar a ser leyendas de lo increíbles que eran.

Como el de ese momento.

Aunque en realidad estaba un tanto disparejo.

Pero era admirable que uno de los combatientes no se rindiera pese a la diferencia que había entre él y su contrincante.

Y la pelea que se estaba dando, hasta habría recaudado apuestas millonarias si se estuviera dando en un lugar clandestino. Aun cuando en donde se encontraban, prácticamente era un lugar clandestino después de la aparición del Conde Milenario, y una organización secreta del Vaticano.

Cross incluso estaba calculando las ganancias a las que se podría estar llegando si tuviera la oportunidad de apostar. Lamentablemente para él no era el caso, y Komui se mantenía vigilándolo para que no incitara a los buscadores y científicos a iniciar con la recaudación.

Pese a que eso no impedía que quienes estaban de lado del que iba perdiendo no lo hicieran en silencio. Es decir, sus compañeros Cuervos. Mantenían la voz baja tanto como podían debido al enfado cada vez más notorio en el inspector Lvellie. Y es que la pelea que se estaba dando, era entre el mejor de sus agentes y la integrante de una organización más misteriosa que la existencia de los Cuervos, o sea...

Howard Link y Allen Walker.

Y Kanda supo desde el principio que esa pelea estaba decidida incluso antes de que comenzara. Si no lo mencionó era porque ese tipo le resultaba molesto de una manera que no lograba explicarse. Nunca trató directamente con él, pero algo en él le molestaba demasiado. Por ello, hasta cierto punto, le daba bastante gracia ver su esfuerzo por no ceder tan fácilmente ante la amplia diferencia que había entre el brote de habas y él.

—Alguien debería detenerlos ya. —murmuró Lenalee. Cuya preocupación estaba mal enfocada.

—Esto ya no es para determinar si el tipo supervisa a Allen. —comentó Lavi, reteniendo el impulso de tomar el lugar de Cross para vocero de las apuestas. —Ese sujeto se tomó la pelea un tanto personal desde que Allen ser rió de él.

—Y Lvellie no va a estar satisfecho si ese agente pierde. Tal vez por eso Allen no lo ha derribado. —dijo Alma, bastante asombrado de ver el alcance de las habilidades de la peliblanca.

—Bien sabemos que ya lo habría vencido desde hace rato si quisiera. Así que no entiendo por qué no lo ha hecho. —analizó Marie, con lo cual todos estuvieron de acuerdo.

Para Krory, era la primera vez que veía a Allen pelear contra alguien que no fueran Akumas. Decir que estaba impresionado era quedarse corto. —Lo que más me asombra es la resistencia de ambos. —comentó. —¿Cuánto tiempo ha pasado?

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