46 - Capítulo Cuarenta y Seis.

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We stand
Ashes crumbling the world we call our own
Slowly...
Desolation crashing down to the earth


Los engranajes del tiempo nunca se movieron de la misma forma para él. Desde siempre, se vio condenado al castigo eterno de tener un futuro manipulado y del que creía jamás iba a escapar.

Hasta que conoció a esa persona.

Al amor de su vida. Su pareja. Su confidente. Aquel que le ayudó a salir de la miseria y a sobrellevar esa vida que, en ese tiempo, iba a terminar en el momento menos esperado.

Él lo salvó. Lo protegió. Y también lo condenó.

Lo condenó a amarlo y a cargar con algo mucho peor de lo que imaginó y que, de no ser por el amor y la paciencia que le tenía, le hubiese hecho desistir de la tarea. Tal como nunca fue el caso de Emilia para con Allen.

Él era un Fidelium, y al igual que su persona, estaba condenado y maldito. Sin embargo, la carga que fue puesta sobre sus hombros era mínima comparada a la que él debía llevar. Su pasado, su presente y su futuro estaban fuertemente custodiados y ante la realidad de que nada podía cambiarlo, aceptó estar a su lado el tiempo que fuera necesario; consolando ese dolor que él se esforzaba en ocultar y fingir que no existía.

Era el castigo de todos los Fidelium.

Y si el tiempo para sí mismo era precario e impredecible, para los Fidelium  era todo lo contrario, pero no era mejor ni más alentador ese estado al suyo. Lo suyo se quedaba pequeño comparado con lo de ellos.

Por eso mismo admiraba en gran manera a Emilia, su aprendiz y sucesora. Su muerte le dolió y le afectó más de lo que dejó ver ante la sucesora de su pareja.

Pues durante muchos años, estuvo esperando el tiempo que se aproximaba cada vez más. Anhelando el momento en el que por fin podría tener algo que le fue negado desde que nació.

La paz.

Tranquilidad y el poder ser libre.

Motivo por el cual no se sintió tan culpable por haberle mentido a Allen. Aunque no se podía considerar una mentira si en realidad lo que hizo fue ocultarle información.

Información que la iba a destrozar por completo.

Por ello mismo no intentó convencerla de usar otro grillete; no la cuestionó demasiado y le dejó creer que estaba de acuerdo con lo que quería hacer.


So alone...
Inside
The fire burns tonight


Le dolió.

Le dolió más de lo que demostró el ver el cuerpo de esa niña tan dulce en los brazos de Allen. El rostro descompuesto de la chica por el dolor y la tristeza que la mantuvieron ausente de su entorno durante más tiempo del que pensó. Mas no pudo quedarse con ella para acompañarla en su pena.

Sobre todo, porque también estaba bastante triste por la muerte de Emilia y debía lidiar con ello a su manera ya que, esa chica tan fuerte que contrario a sí mismo, jamás vio como una carga o un castigo convertirse en el Ancla de Allen; jamás tuvo miedo o se espantó de las cosas más oscuras que envolvían a los Fidelium, se había ido para siempre y eso no era de aceptar.

A los ojos de ella era inevitable que una persona tuviera oscuridad en su interior. En especial porque su familia había desarrollado en ella la habilidad de manejar esas cosas de una manera casi imposible. Es decir, en completa calma y con la cabeza fría.

FideliumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora