Desde su llegada y de aquel desastroso incidente en el que la integridad de Allen se vio amenazada, habían pasado tres meses.
Tres meses desde que las dudas del Vaticano habían disminuido, pero que aún permanecían sobre Allen como una nube oscura sobre su cabeza sin que ella lo supiera.
Lavi se enteró del incidente del robot por Alma, quien tuvo la desgracia de resultar una mera víctima del asunto. Aquello había sido una de las experiencias más traumáticas para el exorcista. Komui seguía sentido contra la sección científica por la destrucción de Komurin, y se las arreglaba para fugarse de las tareas que le entregaba Reever. Para de seguro seguir armando sus inútiles robots.
De las dudas del Vaticano hacia Allen, en realidad ella era la única que no tenía noción de ello. Lenalee no había podido soportar más su molestia hacia el asunto, por lo que terminó contando un poco de ello por un descuido cierto día que Allen no se encontraba en la Orden.
Desde su primera misión junto a Kanda, le habían asignado unas cuantas misiones en solitario, una junto a Lenalee, dos junto a Alma, y una en la que el panda solicitó que les dejaran ir junto a ella.
Se podría decir que después de demostrar que realmente no necesita instrucciones respecto al manejo de armas, Komui había visto que en realidad no estaba particularmente indefensa. Sino que más bien el problema radicaba en que su sincronización era baja, pero eso no implicaba que ella no fuera habilidosa. Por lo que hasta el momento le había ido bien.
Lastimosamente, Kanda también parecía más aprensivo hacia la británica. Todo desde que regresó de su escape después de terminar su misión junto a ella.
Luego de un par de días de haber regresado fue sé que dio ese evento que también le dejó un poco inquieto, a pesar de que Daisya parecía especialmente entretenido de haber visto al japonés más furioso de lo normal.
Se habían colado a lo que sería la primera instrucción de Allen en artes marciales. Aquello sí que fue un espectáculo digno de admirar, en especial por ver a Yuu besando el suelo por primera vez.
Flash Back
Lavi y Daisya, se habían ubicado en un área de la sala de entrenamiento lo más oculta posible. Viendo desde una distancia prudente lo que sería la primera clase de Allen. Era la primera vez que Daisya conocía a Allen y al igual que todos, había quedado fascinado por ella. Por lo que arrastró a Lavi a la sala de entrenamiento. Aún sin atreverse a dirigirle la palabra directamente.
Lo que ellos no sabían era que había un tercero viendo aquella clase sin tanto disimulo como ellos. Con la variante de que se encontraba un par de columnas lejos de su vista.
—Tienes que estar bromeando, esa chica tan frágil no durará mucho en la Orden. —Daisya le observaba como se mira a un cachorro enfermo abandonado bajo la lluvia. Lavi tenía que reconocer que en un principio creyó lo mismo de ella.
—Lo cierto es que a pesar de su apariencia tiene un carácter de temer cuando se enoja. Yo que tu no la subestimaría.
—Aún no se sabe mucho de su inocencia. Pero el hecho de que su sincronización sea baja puede ser peligroso. — Daisya siguió hablando sin escucharle, viendo a Allen con ojos soñadores. Lavi suspiró.
—Cállate. Está por empezar.
El instructor parecía estarle dando unas últimas instrucciones a Allen antes de comenzar.
—¿Alguna vez has practicado alguna clase de pelea, Allen? — preguntó. Entregándole una vara larga de entrenamiento.
—Sé un poco de defensa personal y algo de artes marciales. Yo... mi padre sabe un poco. — respondió sin mucho ánimo, se le veía especialmente aburrida, aunque parecía estarse esforzando por ocultarlo.
ESTÁS LEYENDO
Fidelium
AventureKanda puede ver las emociones de la gente por medio de colores. Pero no puede ver las de Allen Walker, la nueva exorcista de la inocencia no registrada. --- Historia también disponible en mis cuentas de Ao3 y Fanfiction.net en ingles y español bajo...